Sólo faltan cinco días para el plebiscito internacional. Mientras tanto, hay luchas en las calles. Los opositores al presidente Mursi quieren frenar el referéndum y lo acusan de dictador.
A cinco días del plebiscito constitucional, el pulso de partidarios y detractores del presidente egipcio continúa en la calle. Los Hermanos Musulmanes y sus aliados salafistas han organizado este martes manifestaciones en apoyo a la «legitimidad» de Mursi mientras varias marchas del opositor Frente de Salvación Nacional vuelven a recorrer el camino hacia un palacio presidencial rodeado de muros de hormigón levantados por el Ejército, que estrenó ayer poderes policiales.
Con el objetivo de derribar el referéndum del próximo sábado, el Frente liderado por el Premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei duplica sus puntos de encuentro: mantiene la acampada en la simbólica plaza cairota de Tahrir, que sufrió esta mañana un ataque en el que 16 personas resultaron heridas por perdigones, golpes y cócteles molotov. Y patrocina seis marchas que partirán esta tarde de distintos puntos de la capital para llevar su protesta por la «farsa» constitucional hasta los alrededores del palacio presidencial de Ittihadiya, en el barrio cairota de Heliópolis.
En defensa del ‘rais’, la Hermandad –la organización a la que pertenece Mursi- ha llamado a sus acólitos a participar en las marchas que tendrán lugar en dos mezquitas del distrito capitalino de Medinat Nasr.
Un consejo de populares jeques y la Coalición Islamista, integrada por una decena de partidos, se han sumado a una cita que –sin embargo- no ha sido apoyado por Al Nur, la principal formación salafista (rigorista) que quedó segunda en las elecciones parlamentarias de noviembre de 2011. Según sus dirigentes, prefieren concentrar sus esfuerzos en movilizar el voto a favor de la Constitución para «garantizar una salida de la actual fase hacia la estabilidad». A pesar de las protestas callejeras, los islamistas insisten en que «las urnas» son el espacio para curar las heridas de un país partido en dos.
Temor a más episodios sangrientos
Las convocatorias rivales hacen temer que se repitan las escenas de sangrienta batalla campal entre ambos bandos, que el pasado miércoles dejaron siete muertos y más de 600 heridos. En tal coyuntura, Mursi publicó una ley que establece que el ejército «cooperará» con la policía para «preservar la seguridad y la protección de las instalaciones vitales del Estado» y tendrá la facultad de arrestar a civiles. El decreto, que entró ayer en vigor, precisa que tales poderes se mantendrán hasta el anuncio de los resultados del referéndum.
La grave crisis institucional que atraviesa Egipto comenzó el pasado 22 de noviembre, con la promulgación de un decreto que situaba por encima de la ley las resoluciones de Mursi y de la Asamblea Constituyente. La polémica declaración fue modificada el pasado sábado pero para entonces ya había logrado su objetivo: blindar la redacción de la Carta Magna ante un posible fallo del Tribunal Constitucional; acelerar su votación por la mayoría islamista y con el boicot de laicos y cristianos y enviar el texto a la consulta popular del 15 de diciembre.
Frente a la obstinación de los islamistas, la oposición exige la anulación del plebiscito y la formación de una nueva Asamblea Constituyente verdaderamente representativa.
Fuente: El Mundo