La Presidenta sorprendió en la UIA al anunciar un aumento del precio de gas en boca de pozo, que viene a auxiliar a la exigida gestión de Miguel Galuccio en YPF.
Cristina Kirchner se dio el gusto y sorprendió a los empresarios que la escuchaban en la cumbre de la UIA en el coqueto Sofitel Cardales, con anuncio largamente esperado: el aumento del precio de gas en boca de pozo, que se supone empieza a regresa a la industria petrolera a una senda de competitividad pro mercado.
Sin decir agua va -y sin abundar en precisiones-, Cristina anunció que el precio del “gas nuevo” -es decir, la nueva oferta del hidrocarburo- trepará hasta los US$ 3.500 millones. Agregó además que se firmará un contrato entre el Estado e YPF y dejó en claro que la medida persigue la baja de las importaciones de gas desde Bolivia y de LNG (gas líquido), que le cuestan al país casi US$ 4.000 millones anuales.
El anuncio es, ante todo, un gesto para Miguel Galuccio, el CEO de YPF, cuyo plan de negocios quedó atrapado -y está seriamente amenazado- por decisiones de Gobierno, como el Decreto 1277 -que elevó el poder del viceministro de Economía, Axel Kicillof, para intervenir sobre la rentabilidad de las petroleras-.
También lo perjudicó la pesificación forzada de bonos provincias emitidos en dólares y la pelea con la Justicia norteamericana por la deuda con los fondos buitres; hechos que debilitaron la posición del país en las finanzas internacionales.
Se suma a esto aspectos propios de la industria petrolera que se reproducen inercialmente desde hace años, en especial, los bajos precios internos del gas, que desalentaron la inversión y provocaron la caída de la producción y reservas y la consiguiente expansión de las importaciones del fluido.
¿El inicio de un giro?
El anuncio de Cristina -que tomó por sorpresa, no por el contenido sino por la forma y el momento, a empresarios petroleros, a propios funcionarios de Gobierno y hasta la presidenta brasileña Dilma Roussef- apunta a mejorar este último punto.
Si bien no se informaron los detalles de la iniciativa, se estima que se requerirá a los productores que presentarán compromisos de inversión para el período 2013-2015 y se fijarán objetivos de producción a partir de los cuales se esquemas que triplicarán el precio del gas -que hoy ronda los US$ 2,50 por millón de BTU- para la oferta incremental.
Fue la propia presidenta la que comunicó que el precio de gas trepará hasta los US$ 7,50, por debajo de lo que cuesta traerlo desde Bolivia (US$ 10,70) y comprar LNG (U$S 16).
«Existiría un deliver-or-pay de cada productor por los volúmenes que presente o comprometa en sus proyectos, con penalidades que en algún esquema incluye una multa equivalente al costo del LNG importado», comentó a LPO un petrolero que está al tanto de la iniciativa oficial.
La fuente de financiamiento, en tanto, será el Estado que pagará el gas nuevo más caro a los productores y lo revenderá a los consumidores, traspasando costos de algún modo a los distintos segmentos de usuarios (industrias, comercios, residenciales y generación térmica).
El mayor interrogante que circula en la industria gira en torno a saber si los nuevos precios se aplicarán para la oferta que surja de los yacimientos no convencionales, cuya explotación es más onerosa, o regirá para toda la oferta nueva del hidrocarburo, incluso de la proveniente de campos maduros o áreas marginales que se mantenían inactivas por una cuestión de costos.
Tampoco está claro cómo se instrumentará la compra del gas a precios más onerosos. Una de las versiones que circula sostiene que el Gobierno crearía un ente encargado del despacho del fluido bajo la órbita del Ente Regulador del Gas (Enargas), con una función similar a la que cumple Cammesa en el mercado eléctrico.
Efecto YPF
Como sea, lo cierto es que el reacomodamiento de los precios le da aire al plan quinquenal presentado por Galuccio, que prevé inversiones por US$ 37.600 millones hasta 2017.
Es que el CEO de YPF se había fijado dos grandes objetivos para la última parte de 2012. Apuntaba a concretar el retorno a los mercados internacionales de crédito con el lanzamiento de un bono en Wall Street -y otras plazas- por alrededor de US$ 500 millones. Y por otro lado, aspiraba a presentar antes de fin de año un contrato de inversión firmado con alguna petrolera de calibre mundial.
En la arena bursátil, el frente financiero externo de la Argentina no le jugó una buena pasada. Si salir a las bolsas internacionales con un escenario de cepo cambiario que prohíbe a las empresas girar dividendos al exterior ya era arriesgado, la pesificación de bonos de provincias emitidos en dólares en noviembre y la pelea en la Justicia norteamericana con los fondos buitres terminó de complicar la situación.
Tanto que el área financiera de YPF, bajo el mando de Daniel González, que venía avanzando contra reloj para lanzar un bono de alrededor de US$ 500 millones en Wall Street aplazó la iniciativa para 2013.
La gran meta de Galuccio, entonces, pasó a ser la asociación con una petrolera de calibre internacionales para desarrollar Vaca Muerta -que según cálculos de la Agencia de Energía de EStados Unidos cuenta con recursos técnicamente extraíbles por 405 trillones de pies cúbicos (TCF’s) de gas-.
Son números siderales, máxime si te contempla que las reservas comprobadas de gas de la Argentina no superan los 12 TCF’s. Claro que se conversión de recursos a reservas probadas de shale gas exige la inversión de miles de millones de dólares.
De ahí la premura de Galuccio por suscribir un contrato con una petrolera internacionales. Todos los cartuchos apuntaban a la Chevron, la cuarta productora local de crudo que había suscripto un memorando de entendimiento (MOU) con YPF, hasta que el 8 de noviembre el juez Adrián Elcuj Mirando embargó las acciones de la petrolera norteamericana en la Argentina y el 40% de sus ventas de hidrocarburos por pedido de grupos indígenas de la Amazonia ecuatoriana, que lograron un fallo favorable en su país contra Chevron por US$ 19.000 millones en un caso por contaminación.
Ayer, Galuccio flanqueó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el encuentro que la mandataria sostuvo con la Junta Directiva de Apache, otra petrolera estadounidense que en los últimos años ganó terreno en el negocio del gas. Sin embargo, en la industria descartan que un acuerdo oficial con YPF para explotar Vaca Muerta esté a la vuelta de la esquina.
«Esta recomposición del precio del gas en boca de pozo, si se confirma, puede ayudar a descomprimir esa situación. Es el pedido que hacían los privados a la hora de sentarse a negociar de una potencial alianza con YPF», comentó otro petrolero que pidió confidencialidad.
http://lapoliticaonline.com