Jesús Olivera le decía que vendiera todo: «Lo que sea». A cambio le ofreció un carto en un ministerio del «Centro Cristiano Amar es Combatir». «Nosotros verdaderamente queremos lo mejor y queremos ayudarte, no somos como los demás pastores».
La situación procesal de Jesús Olivera, el falso pastor evangélico que está acusado por «privación ilegal de la libertad y abuso sexual agravado», es delicada. En las últimas horas, los investigadores del caso tuvieron acceso a una conversación que revela cómo manipulaba a Sonia, a quien convenció con promesas de «gloria divina» para que vendiera todas sus pertenencias.
Olivera está detenido en la comisaría de Coronel Pringles, mientras que su esposa, la periodista local Estefanía Heit permanece alojada en la seccional de Tornquist.
Según publicó el diario «Río Negro», Olivera presionaba a Sonia Molina, la mujer de 33 años que estuvo tres meses secuestrada y fue sometida a todo tipo de vejámenes, para que vendiera sus propiedades.
A cambio el falso pastor le decían que se haría cargo de un «ministerio» del «Centro Cristiano Amar es Combatir».
En las conversaciones que obran en el expediente, Olivera apelaba constantemente a la fe de Sonia. «Si te viene el diablo con que vos nunca vas a tener un peso, porque en tu familia fueron unos secos. ¡No! La palabra dice que vos sos una persona próspera, tu padre es un Dios próspero que te ha dado la revelación de su palabra… Derriba esa fortaleza y fortalécete en la palabra de Dios», dice en uno de los pasajes conocidos ahora».
Más adelante le manifiesta: «Vos cambiá ese hábito, pensá lo que recibes de la palabra y confiésala. Hoy vos estás sana, creelo y comenzá a disfrutar de su sanidad… el espíritu me dijo mándale a Sonia, pero espera que yo te voy a empujar en el momento que se lo tenés que mandar. Ya lo tenía para mandar, pero te lo mandé por acá, ¿entendés lo que es una fortaleza? Es una mentira del enemigo que usa a muchos predicadores para que lo digan. Una fortaleza se construye en tu mente, ¿entendés? Vos no tenés fortalezas».
«Sí las tengo», le respondió Sonia.
Olivera: ¿Y nosotros a qué te estamos ayudando?
Sonia: A derribarlas.
O.: Lo teórico te lo voy a explicar más adelante con tu vida y tu testimonio. Vas a cambiar; vos sólo hacé caso. Nosotros verdaderamente queremos lo mejor y queremos ayudarte, no somos como los demás pastores. Ves lo que te digo, sacá las fortalezas que te metieron a vos. Yo te lo iba a dar tipo prédica, pero lo mando directamente a vos como me lo dijo el espíritu… Sonia, qué pasa con esto que fuiste a ver.
S.: ¿Lo del trabajo?.
O.: Sí.
S.: Era de 16 a 23 y dije que no porque me complica con los masajes.
O.: Bien, y el dinero.
S.: Cuando me dijo el horario dije que no, no pregunté nada más.
O.: Era un buen horario, tenías toda la mañana y parte de la tarde.
S.: No, ni siquiera estaba en el lugar al que fui.
O.: ¿Cómo va lo de los muebles?.
S.: No he visto a nadie. Sólo averigüé los precios.
O.: ¿Te fijaste cuánto vas a pedir?.
S.: Averigüé los precios, no sé cuánto voy a pedir.
O.: ¿Cuánto están?.
S.: 1.060. Las sillas c/u 115 y la mesa 600.
O.: En total sacaste mil 600.
S.: Eso es lo que valen en la mueblería.
O.: Mirá con la moto y 2 mil compramos un auto. Dictaminamos que este mes hay que comprarlo sí o sí. Entendés, porque no se puede terminar sin auto el año. Vos tenías un auto y se vendió.
S.: Voy hacer lo posible.
O.: Sonia no sé cómo pero juntá eso que vas a salir adelante. Vos vendé lo que sea. Tenés que agarrar un trabajo para llegar, pero si vos no lo crees se nos pasa el mes.
Source: Buenos Aires Herald