El proyectil impactó en las afueras de la ciudad, sin causar víctimas ni daños; antes, otros dos cohetes impactaron cerca de Tel Aviv; se agrava el conflicto.
JERUSALEN.- Mientras crecen los rumores y las voces que anticipan una guerra, la escalada de violencia entre Israel y el grupo extremista Hamas volvió a agravarse esta mañana con la caída de un misil en las afueras de Jerusalén y Tel Aviv.
En ambas ciudades los cohetes impactaron en zonas deshabitadas y no causaron heridos ni daños, informó la policía, pese a que lo sucedido causó pánico entre sus habitantes.
El ejército israelí prosiguió anoche bombardeando posiciones del grupo islamista en la Franja de Gaza, mientras que desde el territorio dominado por los palestinos se siguieron lanzando misiles indiscriminadamente contra la población civil.
Según precisó el ejército israelí, anoche se bombardearon «150 blancos en la franja de Gaza». Los objetivos atacados incluyen lugares de lanzamiento de cohetes de mediano alcance y depósitos de municiones a lo largo y ancho de la Franja de Gaza. Israel también atacó anoche posiciones de las milicias en el sur de Gaza, con el fin de «dañar la cadena de comando y control» de Hamas.
Por su parte, las milicias palestinas lanzaron 33 cohetes contra el territorio israelí que no causaron daños ni víctimas. «Se registraron unos pocas caídas de cohetes en áreas abiertas», afirma un comunicado del Ejército, que detalla que desde el comienzo de la operación «la Fuerza Aérea ha atacado más de 450 sitios de actividad terrorista en la Franja de Gaza».
El objetivo de la operación, según el comunicado, es «disminuir la capacidad de lanzamiento de cohetes y misiles de las organizaciones terroristas y dificultar las condiciones para la construcción de la fuerza de dichos organizaciones». Desde que se inició la ofensiva, los sistemas de defensa interceptaron unos 130 cohetes de los más de 300 lanzados por las milicias hacia Israel.
En medio de ese contexto, el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu anunció la movilización de 16.000 reservistas en previsión de una eventual incursión terrestre. Los enfrentamientos, los más graves en la región desde diciembre de 2008, cuando Israel lanzó en Gaza su operación Plomo Fundido, ya dejaron 19 muertos, tres de ellos israelíes.
RECHAZO A UNA FRÁGIL TREGUA
El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, transmitió a varios de sus homólogos en el mundo que su país quiere «crear un efecto disuasorio» en Gaza con su ofensiva, no pactar una frágil tregua.
«Israel no estará satisfecha con un alto el fuego que se rompa una o dos semanas después», señaló a sus interlocutores, según un comunicado de su oficina difundido hoy. El «efecto disuasorio» que Israel busca con su operación tiene como objetivo «impedir que los palestinos en Gaza empleen el terrorismo contra Israel».
Lieberman habló ayer con los titulares de Asuntos Exteriores de Alemania, Italia, Gran Bretaña, Francia, Canadá y Bulgaria, a los que transmitió que «Israel está haciendo todo lo posible para no dañar a civiles inocentes en Gaza, mientras que los palestinos en Gaza siguen lanzando ataques contra civiles israelíes».
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