CARTA ABIERTA AL CUERVO LARROQUE

Estimado Andrés “Cuervo” Larroque:

Te escribimos esta carta para que reflexionemos juntos. Desde la militancia. Desde la Juventud Peronista. Desde los sueños y rebeldías que nos movilizan. Desde la historia común que debe unirnos en la búsqueda de una Argentina plural, inclusiva, con justicia social y libertad.
El grito es violencia. Ningún intercambio de ideas llega a buen puerto si en vez de la racionalidad del discurso se impone la exclusión del grito. A veces se grita por impotencia. Como hacen los chicos. Otras, se grita por incapacidad de razonar. Como hacen los adultos mediocres.
También se grita por prepotencia, por espíritu patotero. Se grita por desesperación cuando las palabras no alcanzan a sostener un argumento.
Del grito se pasa muchas veces a la agresión física, y la agresión física, en la dilucidación de las cuestiones políticas, lleva a la muerte, al matadero, tenemos experiencia, sabemos de qué hablamos.
La sesión de la Cámara de Diputados del 31 de octubre próximo pasado quedará en la historia legislativa como una sesión de gritos. De papelones. De fracaso de la política. Una pena.
Vos, querido Cuervo, pronunciaste una diatriba. Gritaste. En vez de fundamentar el proyecto del voto joven, preferiste insultar a la oposición. Levantaste otro muro. Kirchnerismo furioso. Del peor.
Nosotros estamos de acuerdo con la extensión de derechos. Nos parece un paso positivo incorporar a los jóvenes, a todos los jóvenes, a la decisión de debatir en conjunto los destinos de la nación. Pero nos parece una medida corta si no establecemos nuevos parámetros inclusivos que contemplen la globalidad de la realidad joven en la Argentina.
Queremos una Argentina con igualdad de oportunidades, sin privilegios, ni para los que ostentan patrimonios acaudalados ni para el Estado que suele ser colonizado por nuevas sectas populistas y oligárquicas.
Ese es el debate real que nos moviliza, que trasciende el ejercicio del sufragio y que avanza en soluciones progresivas. Para que terminen la secundaria el ciento por ciento de los pibes y no la mitad. Para que la universidad integre a los graduados en un proyecto de país en el que el mérito premie el esfuerzo y no el acomodo o la pertenencia partidaria. Para que las oportunidades de trabajo decente sean concretas y el acceso a la vivienda no sea una excepción por sorteo.
Tus gritos, Cuervo, provocan dolor, vergüenza ajena, porque de última los jóvenes pagamos los costos, nos facturan, los reaccionarios aprovechan y levantan su dedo acusador: “todos los jóvenes son iguales, les falta calle, no entienden los manejos del poder”. Etcétera.
La actitud altanera, la gestualidad obscena, el descalificativo ramplón es lo que nos genera rechazo. ¿Qué necesidad había de caer tan bajo? Tocaste fondo, Cuervo. Ahora, levántate, honrá el cargo, porque somos los militantes quienes debemos honrar los cargos como nos enseñó el General. Y no al revés. Sabés que cualquiera no llega a diputado de la nación. Vos que tenés acceso a la Presidenta, que podrías aprovechar la oportunidad inmejorable de impulsar propuestas viables, te despachás con una descarga de fusilería caduca.
Vivimos una etapa para cruzarnos fuerte, pero con ideas claras, con soluciones. Seguro que vamos a disentir y no está mal, en la medida que ejercitemos el debate sinceramente, respetando la institucionalidad. Nunca olvides que ocuparon una banca John William Cooke, Alfredo Palacios, Bartolomé Mitre, José Manuel Estrada, Juan Bautista Alberdi, Crisólogo Larralde, Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Héctor J. Cámpora. Vicente Solano Lima, Nicolás Repetto, Mauricio Macri, Cristina y Néstor Kirchner, y tantos otros, quienes desde la diversidad aportaron lo suyo, con aciertos y errores. Honrá el cargo, Cuervo. Dale.
Nuestra intención está alejada de la ventaja chiquita. No nos alegra para nada que hayas ido tan lejos. Acá estamos para ayudarte a regresar a la costa. Porque asumimos tu error como un latigazo generacional. Cuando hablaste de “narcosocialismo” nos acordamos de Uribe Vélez, el presidente colombiano que combatió a las FARC. Es un lenguaje bélico, improcedente. Facho.
Sabemos que tenés militancia, que venís de abajo como nosotros. Que estás convencido de un proyecto político que entró en crisis, hace rato, pero al que defendés con uñas y dientes. Correcto. Pero hacelo con inteligencia. Te hablamos en este tono porque descreemos de la política en términos de conflicto permanente. Preferimos profundizar las coincidencias y de ahí avanzar. Tampoco cometemos la ingenuidad de desconocer la presencia de intereses encontrados. Sin embargo, apostamos al diálogo, a ver en cada argentino a un aliado y no a un enemigo. Porque hablando la gente se entiende. Hacé la prueba.
¿Y si en vez de la dialéctica amigo/enemigo recreamos un método de integración republicana en el que cada uno proponga desde su espacio una idea a debatir entre los actores comprometidos? ¿Y si en vez de hacer una lectura utópica de los 70 dejamos de endiosar a unos para demonizar a otros y asumimos la Historia desde la comprensión de los procesos protagonizados por hombres y mujeres de carne y hueso? Ni santos ni demonios, Cuervo. Busquemos la síntesis. Compleja. Aunque no imposible.
Son muchas las ideas que surgen mientras reflexionamos. Son eso: ideas, ganas de inventar lo que falta. Ganas de inventar el futuro. Nuestro futuro. El tuyo, el nuestro. A vos como a nosotros, nos duele la pobreza, nos llama la Patria, nos convoca la Esperanza.
Sos bienvenido, Cuervo. Al debate sin gritos. Con los dedos en V.
Te mandan un fuerte abrazo peronista los cumpas de

La Solano Lima.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 3 de noviembre de 2012.