“Soy hijo de madre y padre analfabetos. Los dos murieron analfabetos”. Las palabras del ex mandatario de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva inauguran la reflexión de su derrotero político.
En el marco del 48º Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino) en la ciudad de Mar del Plata, el ex mandatario hizo un repaso por la crisis internacional, las relaciones entre Argentina y su país y la posición actual de América del Sur.
Pero luego de los temas de actualidad, Lula recordó su pasado personal y político. Así, se mostró como un líder forjado a la medida de su madre, conocida como Doña Lindu. “Mi mamá formó mi personalidad”, aseguró ante la atenta mirada de empresarios y políticos argentinos, quienes escucharon el discurso de apertura en el coloquio del ex mandatario.
Sobre su madre, Lula tiene sólo palabras de admiración. “Yo tengo ocho hermanos. Cuando nos fuimos a vivir a San Pablo, éramos 13 personas en una habitación, con una pequeña cocina y un baño. Con los colchones en el piso, que se armaban y desarmaban al estilo militar. Y nunca escuché a mi madre quejarse por nada”, continuó.
“Hijo mío, nunca desistas. El día siguiente siempre será mejor”. Las palabras maternales calaron fuerte en el pequeño Lula, quien desde ese momento trató de superarse continuamente. “Fui el primero de mis hermanos en tener televisión, en tener un auto, en tener una casa”, y agregó: “Fui el primero en trabajar en una gran empresa y entré al sindicato”.
A su vez, Doña Lindu le decía que siempre mirara a las personas a los ojos, porque “nadie respeta a quien no se respeta a sí mismo”. Hacia fines de la década del 70, Lula hoy admite que “odiaba la política”. Pero el mensaje de aliento de su madre volvía a sus pensamientos: “No bajes la cabeza, porque nunca volverás a erguirla”.
Aún faltaban años para que un pequeño niño que vendía naranjas en la calle se convirtiera en la persona más influyente del mundo en 2010, según la revista Time. Pero el aliento no lo perdió. “Acá me ven, luego de ser diputado, perder seis elecciones, dos de gobernador y tres para presidente. Y la verdad agradezco que me pasara. Esperar 12 años me hicieron madurar a mí y a mi partido”.
Lula destacó que tanto él como su vicepresidente, José Alencar, llegaron al poder diplomas universitarios. “Y pasaremos a la historia como los que más universidades construimos n la historia del país”.
“Ya no tengo más ambiciones políticas”, dijo el ex mandatario, que pronto cumplirá 67 años. Su futuro, según dijo, se centrará en ayudar a la actual mandataria Dilma Rousseff, a su partido político y a los trabajadores brasileños. “Si no crees en un Gobierno, entonces entra a la política. Eso hice yo, y soy un hombre realizado”.
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