Argentina no entró en recesión, Brasil parece repuntar y Kicillof anunció que en 2013 bajarán el gasto público. Si la crisis no es económica, la batalla política transcurrirá por otros senderos, que no se bifurcan.
El Gobierno nacional comienza a imaginar un 2013 más benigno en el plano económico que el ejercicio actual. El proyecto de Presupuesto que el oficialismo espera tener sancionado en las dos cámaras ante del 30 de noviembre, cuando concluyan las sesiones ordinarias, prevé un crecimiento de la economía para el año próximo en torno al 4,4%, un índice inflacionario del 10,8% anual, un dólar promedio a 5,10 pesos y un aumento del consumo de 4,3%. También ubica el superávit de la balanza comercial cerca de los 13.325 millones de dólares.
El optimismo de este Presupuesto parece desbocado, pero está claro que el Ejecutivo buscará mantener a toda costa el superávit fiscal, bajar la inflación y mantener el dólar oficial bajo control. En este contexto se explican las declaraciones del viceministro de Economía, Axel Kicillof, quien este martes dijo que en 2013 piensan “desacelerar el gasto público porque creemos que la economía privada va a reaccionar positivamente por el alivio en las condiciones mundiales”. Al exponer ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado, Kicillof además afirmó que “la economía argentina está atravesando una etapa de profunda transformación de su estructura productiva” que “viene a revertir el ciclo neoliberal” que comenzó “con el golpe militar del 24 de marzo de 1976”. Para completar el panorama económico, el dibujo de las cuentas públicas del año próximo, según el lápiz del Gobierno, estipula que las obligaciones de la deuda pública orillará el 2,2% del PBI o unos 11.200 millones de dólares.
Decimos que el optimismo es desbocado más por la caracterización política de Kicillof que por la performance económica. Según el hombre fuerte de la economía argentina, el país se encuentra en vísperas de darse vuelta como un guante. En cuanto a los números, es cierto que fuentes diversas como la Unión Industrial y la Sociedad Rural estiman que el primer semestre del año próximo será de “rebote” desde un escenario deprimido, este año, aunque todavía sin recesión. No obstante, falta mucho para poder ver el horizonte y determinar si 2013 será, efectivamente, mucho más dulce que el ejercicio actual.
El principal motivo para el optimismo oficial proviene de Brasil, cuya economía parece dar incipientes signos de recuperación.
Ahora bien, si la economía tiene alguna posibilidad de suavizar la vida de los argentinos, la política no da ni miras de acompañarla. Al contrario, la volatilidad será la constante de los próximos meses (por no decir, años).
No obstante, hay que decir que por haber conseguido un destacado resultado electoral en 2009, la oposición arriesgará en el próximo comicio de mitad de mandato bastante más que el kirchnerismo. La Unión Cívica Radical (UCR) tiene 40 bancas en Diputados y debe retener 26 para no perder bancas, entre ellas la del propio Ricardo Alfonsín. El Frente Amplio Progresista (FAP) de Hermes Binner tiene 22, pero en proporción pone en juego menos que los radicales, apenas 8. La Coalición Cívica (CC) pone en liza todas sus bancas, seis, y entre ellas la de Elisa “Lilita” Carrió, que por estas horas duda nuevamente sobre si continuará o no en la política. Y Proyecto Sur se juega los tres escaños que obtuvo en 2009, incluido el de Fernando “Pino” Solanas.
Por otra parte, los liderazgos personales que en 2011 se diluyeron en la elección presidencial que ganó con holgura Cristina Kirchner, tampoco lucen en buenas condiciones para traccionar votos dentro de un año. Y ni Mauricio Macri ni Francisco de Narváez aparecen ahora destinados a jugar un rol determinante en esa compulsa y encima el peronismo antik renueva 13 de las 21 bancas que posee.
En el Senado las cosas son distintas para el kirchnerismo, que arriesgará el 38% de las bancas de su bloque y el 54% del total. El radicalismo, en cambio, expone solo la cuarta parte de sus escaños debido a que recambio corresponde a los senadores que ingresaron a la Cámara alta en 2007, un año favorable al oficialimo.
Así las cosas, el campo de batalla de la política será el ánimo de las masas, como ocurre con cualquier año electoral, pero con un condimento de lucha por el poder real que convierte a esta elección en única: claramente no será lo mismo si la Presidente logra su propósito de descuajeringar al Grupo Clarín a través de mecanismos legales o si debe poner en juego todo su poder para hacerlo en contra del aparato judicial, sea éste instrumento del conglomerado mediático opositor o independiente en esta puja, como pretende que lo es la Suprema Corte de Justicia.
El escándalo que tiene lugar por la aplicación de la Ley de Medios con foco en el Consejo de la Magistratura podría dejar en evidencia incómodas relaciones y entresijos del poder, algo que ninguno de los protagonistas quisiera pero que amenaza con suceder por la propia dinámica del enfrentamiento entre el Gobierno y Clarín.
Paralelamente, ante la eventualidad que la salida judicial le sea desfavorable, el Ejecutivo ha apuntado todas sus energías a demostrar que esa vía está plagada de obstáculos, lo que lo habilitaría para tomar una decisión regulatoria que prescinda de la opinión de la Justicia. El ministro de Justicia, Julio Alak, descrubrió ahora, a tres años de ocurrido, que la Cámara Civil no es la “natural” para entender en este contencioso, que es público y no entre privados. Parece equivalente –y tan desprolija– como la postura del Grupo Clarín, que ahora no le reconocía legitimidad a la composición del directorio de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual por hallarse ausente la oposición.
Precisamente, en este punto parece haberse producido un cambio de postura que debe estar preocupando a las huestes de Magnetto. Este martes quedó constituida la Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual, la que será presidida por el diputado Agustín Rossi, del Frente para la Victoria (FpV). Durante la reunión se designó además como vicepresidenta 1º a la senadora jujeña y también kirchnerista Liliana Fellner, y como secretario al radical formoseño Ricardo Buryaile. Los diputados y senadores de la comisión aprobaron el reglamento interno para el funcionamiento del cuerpo, con lo que, de esta forma, se cumplió con lo establecido en la Ley de Medios sancionada en 2009, que fijó la conformación de la bicameral, y que contempla proponer al Ejecutivo tres candidatos para integrar el directorio de la AFSCA. De acuerdo con la norma, que contempla incluir a representantes de la segunda y tercera minoría parlamentarias, la UCR propuso para integrar el AFCSA al diputado nacional (MC) Marcelo Stubrin, mientras que el FAP impulsó a Alejandro Pereyra para llegar a la conducción de ese organismo clave. El dato central es que la oposición le quitó un argumento importante al multimedios en su disputa con el Gobierno al aceptar incorporarse al ente de control; y el segundo dato, no menor, es que quedó postergada la diputada radical (MC) Silvana Giudice, la candidata original de la UCR, de notoria militancia en contra de la Ley y a favor de Clarín.
Este apoyo político no puede pasarle inadvertido a los miembros de la Corte, que son los que, si el recorrido judicial continúa, con intervención administrativa o sin ella en Cablevisión, más tarde o más temprano, deberían opinar sobre el fondo de la cuestión, es decir, sobre la inconstitucionalidad o no del artículo 161 de desinversión de la ajetreada Ley de Medios.
por Julio Villalonga/Director de gacetamercantil.com