Por Ramón Sahmkow (AFP)-Venezuela, Nicolás Maduro, ahora segundo al mando, continuará siendo una pieza clave para Hugo Chávez, que reacomodó su gabinete de cara a las elecciones regionales de diciembre, estimaron expertos.
Chávez, en el poder desde 1999, juramentó el sábado a Maduro y a otros seis nuevos ministros, tras los comicios del 7 de octubre en los que fue reelecto para gobernar hasta 2019.
«La designación de Maduro era algo esperado desde el año pasado por la situación de salud» de Chávez, dijo a la AFP el politólogo Ricardo Sucre, recordando que el nuevo vicepresidente fue un constante acompañante del mandatario mientras recibía atención médica en la Cuba de su aliado Fidel Castro, tras ser diagnosticado de un cáncer en junio de 2011.
Para este profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), a pesar de que Maduro «pareciera ser una persona con la naturaleza de canciller, dispuesta al diálogo», eso no implica que el gobierno vaya a ser más abierto con la oposición.
Maduro es además «la opción de los Castro» frente a otras figuras del chavismo como el hasta ahora vicepresidente Elías Jaua, o el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello; o incluso Adán Chávez, hermano del jefe de Estado y gobernador del Estado de Barinas (oeste), afirmó Sucre.
A sus 49 años, Maduro, una de las figuras más veteranas del gobierno tras asumir la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores a mediados de 2006, incrementó su protagonismo sustituyendo a Chávez en las citas internacionales a las que la enfermedad le impidió asistir.
Según la Constitución, el vicepresidente asumirá el mando del país si se produjera una falta absoluta del mandatario durante los dos últimos años de gobierno, tal como muerte, renuncia o incapacidad mental. Si la ausencia se produjera en los cuatro años anteriores del mandato, el vicepresidente estaría encargado de convocar elecciones.
Para el analista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, «Maduro siempre formó parte de la lista potencial de sustitucion del presidente».
Para el politólogo Nícmer Evans en cambio, en este país en el que el presidente designa al vicepresidente, ese funcionario «tiene que ser alguien de confianza», pero «no por ello» deben verse «fantasmas ni sucesores».
Los cambios ministeriales obedecen también a una razón práctica, luego de que varios miembros del gabinete fueran designados por Chávez como postulantes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela a las elecciones de gobernadores del 16 de diciembre.
Los «cambios de gabinete responden más a movimientos estratégicos para enfrentar regionales que reorientación del gobierno», enfatizó León.
Por esa razón el presidente nombró además de Maduro como sustituto de Jaua -candidato a la gobernación del estado de Miranda (norte) contra el ex aspirante presidencial Henrique Capriles-, nuevos titulares de las carteras de Interior y Justicia, Despacho de la Presidencia, Pueblos Indígenas y Agricultura y Tierras.
Además sustituyó a los responsables de Comunicación e Información, y Ambiente.
En casi todos los casos se trata de exasesores o funcionarios activos del gobierno, «gente que está orbitando alrededor del núcleo duro del gobierno», constató Sucre.
La designación del general Néstor Reverol para Interior, y la almiranta Carmen Meléndez para el Despacho de la Presidencia en sustitución de civiles, potencian por otro lado el peso militar en el gobierno de Chávez, un ex teniente coronel.
Otros nombramientos pueden ser polémicos, como el regreso de Juan Carlos Loyo para Agricultura y Tierras, luego de ser cuestionado por la oposición y el sector privado por la toma de fincas dentro de un plan oficial contra el latifundio que a fines de 2011 había expropiado más de 3,6 millones de hectáreas agrícolas.
Según Evans, se trata de un «gabinete de transición hacia las elecciones de gobernadores» y los «cambios contundentes» vendrán a partir de enero, pues por ahora no han sido afectados sectores «neurálgicos» como economía, y otros como electricidad e infraestrucutura, donde el gobierno enfrenta grandes fallas.
«No podemos esperar que en un tercer periodo de Chávez haya grandes cambios en la manera como conduce el Estado: muy personalista, desorden, como un zig zag (en materia de políticas públicas), poca gerencia, mucha experimentación y unas líneas maestras como la exclusión» de los no chavistas, criticó por su parte en declaraciones a la AFP Carlos Romero, del Instituto de Estudios Políticos de la UCV.