Gimnasia LP, que perdía, se cansó de tirar pelotazos contra el área de Patronato hasta que abrió el arco: ganó y continúa líder e invicto.
No entra en razones, pero se sale con la suya. Gimnasia es un puntero testarudo. Durante la semana, a través de Pedro Troglio, entra en la discusión sobre jugar bien, estilos, métodos y sistemas. Pero en la cancha hace siempre lo mismo. Claro que la parte buena es que le da resultado: presiona, rompe por afuera, tira centros, genera pelotas aéreas y factura. Sostiene la práctica con buenos lanzadores y buenos cabeceadores. Es líder e invicto y, con la contundencia de los números, cierra el debate.
Como plan inicial, eligió atacar y Patronato, defender. Se vio desde los dibujos y desde la dinámica del juego. El Patrón afirmó cinco en el fondo y a Babak como tapón delante de los tres centrales. El Lobo puso a Cabrera y a Cuevas como extremos y mandó en el medio con un buen trabajo de Pouso. Sin embargo, toda idea positiva que construyó Gimnasia LP terminó siempre en un centro, que Quiroga debía ganar ante una doble marca. De hecho, las más peligrosas del local en el PT fueron las que no se concentraron en el punta: una de Cuevas y otra de Cabrera. Los entrerrianos, en tanto, tuvieron el mérito del orden y la prolijidad. Y sentido del oportunismo: Carrasco mandó a la red el único contragolpe serio.
El Lobo se encontró ante un panorama que no le resultó raro. Claro, en los tres partidos anteriores se fue 0-1 al vestuario. Y la respuesta fue similar. Intensificó el ataque con Peralta e insistió con los ollazos hasta que rompió el muro. Los centrales se fueron con Quiroga, pero Nacho Fernández madrugó a Márquez: palomita y 1-1. Eso no tranquilizó, igual. Sin embargo, Troglio mandó a Chaves adentro, que no lo defraudó: metió un bombazo de tiro libre en el travesaño y Quiroga puso la ventaja; a los 37’, puso la bola para el gol de Barsottini. A Gimnasia, en la cancha, le dan redondas todas las cuentas y por eso tiene merecida la ilusión.
Fuente: Olè