A horas de enfrentar al club donde es ídolo, Guillermo Barros Schelotto dice que «ese equipo llega y te liquida». Y habla de la estatua que le harán.
-¿Cómo es estar frente a Boca?
-Raro. Ya me pasó el año anterior cuando jugué para Gimnasia. Es incómodo en cuanto al resultado porque hay mucha expectativa, pero es muy lindo volver a encontrarse con gente con la que te tocó convivir muchos años.
La vida de Guillermo Barros Schelotto está atada a Boca. A Gimnasia, claro. Y a Boca. “Fueron diez años inolvidables, los mejores de la historia del club, y me dio mucho placer jugar en Boca. Jugar y quedarme, y no irme por ahí ante las ofertas que llegaban”. Tan atada está a esos colores que, no conforme con los recuerdos de sus tardes gloriosas de goles y rabietas, esa media sonrisa pícara quedará atrapada en el Museo en forma de estatua. “La verdad, me tomó por sorpresa. Me mandaron un mail para comentarme la idea”.
-¿Te merecés la estatua?
-Yo creo que ese equipo ganó tanto y marcó tanto la historia del club que todo el equipo se la merece. Y ya les va a llegar. A Chicho, a Oscar, a todos.
No se le mueve un pelo a Guillermo. Ni uno de los que tiene alborotados, desprolijamente cortados, y que lo diferencian de su otro yo, Gustavo, que está sentado a su derecha devorando con paciencia una ensalada de zanahorias, palmitos y huevo. Guille ya terminó su sandwich de atún y se suma al pedido de café. Los dos visten de oscuro, pero la mujer que encara hacia la mesa y pide un autógrafo “para Sofía” va directamente a él, y no a Gustavo. No los confunde, como ya no los confunden los jugadores. Los árbitros, en cambio, todavía no los diferencian del todo.
-Ahí les está fallando la estrategia. ¿Por qué no se visten iguales para dirigir? Así, si lo echan a Guille, meten un cambiazo…
-Ja, no, no.
-¿Y con los jugadores? ¿Cómo se reparten el trabajo? ¿Hay policía bueno y policía malo o son los dos malos?
-No, no, ja. En general nos ponemos de acuerdo en el vestuario. Y si no, se discute, se charla y se toma una decisión. Nada más.
-¿Qué tiene este Lanús del sello Schelotto?
-Tratamos de presionar arriba y de jugar bien, cosas fundamentales para manejar el partido, pero todavía falta. A Boca, por ejemplo, vamos a tratar de mantenerlo en su campo. Estamos inculcando una mentalidad fuerte y creo que se ve la evolución, pero no alcanzamos el objetivo. Ojo: también nos falta definir las situaciones de gol que creamos y hacer al equipo más intenso. Pero en la mayoría de los partidos nos fuimos contentos.
-¿Con qué equipo se van a enfrentar? ¿Con uno que juega bien o mal? ¿Lindo o feo? Hace tiempo está instalada la polémica sobre Boca.
-Yo creo que Boca juega bien y es ofensivo. El otro día, antes de que Independiente le metiera el 1-0, ya había tenido dos mano a mano de Sánchez Miño.
-¿Y por qué se lo critica tanto, entonces?
-Tal vez porque le quedó el mote de eficaz del torneo que ganó, o porque sin Riquelme no elabora tanto como Vélez o como Godoy Cruz, que también juega muy bien. Es muy directo y austero, pero llega y lastima. No necesita mucha elaboración de juego para ganar.
-¿Es el que te da la medida en el fútbol argentino?
-Sí, claro. La medida te la dan Boca, Vélez, quizá Newell’s también. Ganarle a Boca podría significar el despegue para nosotros. Sería importante porque el técnico es nuevo, la idea es nueva y hay que refrendar lo que uno dice con resultados. Al comienzo, el jugador siempre te está midiendo.
-¿Ves parecido este Boca a los de Bianchi?
-Cada uno tiene su estilo. El nuestro presionaba mucho y era contundente. El que salió campeón con Falcioni sabías que te hacía el gol y te ganaba.
-Los sueños de los jugadores son bastante conocidos. Europa, Selección, un Mundial… ¿Cuáles son los de un técnico?
-Armar un equipo con una idea futbolística firme y convincente y que marque una época.
-El schelottismo.
-No, no es eso, ja.
-¿Te gustaría que se los recuerde por juego o por la eficacia?
-Por las dos cosas. Si digo por el juego, van a decir que soy menottista. Y si digo por la eficacia, resultadista.
-¿Cómo ves el nivel del fútbol argentino?
-Mas o menos. Creo que se está tratando de jugar bien, mejorar y crecer. En todo el mundo, salvo el Barcelona, los equipos son más tácticos. Chelsea y Bayern, en la final de la Champions, no se atacaron en 120 minutos.
Dar nombres, reducir el fútbol a individualidades les cuesta más. Sobre todo si se habla de Lanús. Guille destaca a Sánchez Miño y a Viatri. Gustavo se admite sorprendido “por la capacidad de los jugadores de Vélez de dar el paso a Primera y mantener la intensidad con la que juegan”. Y habla de la importancia del grupo que está atrás de los titulares: “Los suplentes empujan. Se ve muy claro cuando un equipo juega Copa. Por ahí en el torneo local se pone un equipo alternativo que va y gana como no podrían hacerlo los titulares, más desgastados. Y en general es una buena señal que ganen los suplentes: motivan a los titulares y hacen que ellos ganen también”.
-Guille, ¿cambió el fútbol respecto del que jugaban ustedes?
-Sí, cambió. No sé si para bien o mal: distinto. Hoy se juega sin enganche.
-Algunos se están volcando al 4-3-3.
-Y sí, al no tener enganche, metés tres delanteros.
-¿Y por qué se juega sin enganche?
-Se juega con otro sistema, se buscan otros jugadores para armar un 4-4-2… Hay mucho más rigor y exigencia en Inferiores, necesidad de sacar resultados.
-¿Sorprendió que Riquelme se haya ido?
-Sí, nadie lo esperaba. Pero bueno, si consideró que no estaba para seguir, él se conoce mejor que nadie.
-Después de vivir tres años y medio en Estados Unidos, ¿sentís nostalgías de aquello?
-Sí, pero me pasaba lo mismo allá: extrañaba cosas de acá. Al hincha y las sensaciones previas a un partido, por caso: son diferentes.
-¿Y fuera del fútbol?
-La vida es totalmente distinta. No quiero decir que una es mejor que la otra, pero es otra cosa. Lo que a mí me tocó vivir allá, más allá de tener una profesión, fue disfrutar de las cosas que tenía a mi alcance. Y acá, la otra vez fui a entrenar y a la vuelta tardé cuatro horas por un piquete… La seguridad tampoco está bien. Pero bueno, es nuestro país… Tengo la esperanza de que en el futuro mejoren estas cosas.
-¿No te arrepentiste de haber vuelto y descendido con Gimnasia como cierre de tu carrera?
-No, haber puesto la cara por el club fue de las mejores elecciones que hice en mi vida. Y lo hice porque quise: yo sabía que en un 99% Gimnasia iba a descender. Venía de 15 años de desastres dirigenciales. Se veía venir. Ya había jugado otras promociones y el camino era el descenso.
-¿Y ahora cómo lo ves?
-Creo que va a ascender. Se está reorganizando en lo institucional y armó un buen equipo.
-¿Lo de River también lo veías venir?
-No. Por el hecho de ser River, todo el mundo pensaba que no lo iban a dejar ir.
-¿Le está costando reinsertarse en Primera?
-No, es que hoy está todo muy parejo. Tan parejo que no se ven diferencias entre Primera y B Nacional.
-En junio termina tu contrato, no seguís en Lanús, asciende Gimnasia y te llama Boca. ¿Qué hacés?
-Ja, me quedan 31 partidos para decidir. Después de eso, lo pensaré.
Fuente: Olè