De Vido y Abal Medina criticaron duramente a los manifestantes; dudas sobre la contramarcha.
Habrá que esperar al menos un día más. Si la agenda presidencial no varía, Cristina Kirchner recién hablará en público mañana, desde Chaco, en un acto que tenía previsto desde la semana pasada, previo a la protesta que desde el jueves modificó el escenario político actual.
Hasta tanto la jefa del Estado no dé una orden, en el Gobierno comenzaron a desactivar las posibles contramarchas que, con el calor del reclamo en Plaza de Mayo, parte del oficialismo había empezado a convocar para esta semana.
Tanto desde la agrupación La Cámpora como desde los movimientos sociales afines al Gobierno buscaron ayer bajar las expectativas sobre una convocatoria a la espera de las palabras de Cristina Kirchner, que desde la protesta del jueves pasado aún no dio ninguna respuesta.
En la Casa Rosada crecía ayer la expectativa ante el comienzo de la semana, en la que esperan que se clarifique el escenario que planteará la jefa del Estado. «No esperen cambios de políticas», prometió un colaborador presidencial sobre los próximos pasos de Cristina.
Anoche, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina , ratificó esa línea. «Nosotros tenemos que seguir con este rumbo. Esa movilización fue por los éxitos de este proyecto», argumentó el funcionario en el programa 6,7,8 . «Nada cambia la agenda. Es un hecho puntual», evaluó el jefe de Gabinete al analizar el cacerolazo y anticipar las decisiones presidenciales.
Abal Medina reiteró su concepto del viernes pasado, sobre que la marcha se trató de un sector de clase alta, y dijo que en los testimonios de los participantes se veía «mucha bronca y doble odio». Cuando uno de los panelistas del programa le consultó al jefe de Gabinete si el Gobierno no tenía que darle respuestas a un sector de la sociedad que podía tener un reclamo puntual contra el Gobierno, el jefe de los ministros respondió con un «no» tajante.
«No hay que darles argumentos. Ningún gobierno tiene la homogeneidad de los apoyos», respondió. «No hay que enojarse. Lo nuestro es seguir llevando adelante el proyecto que votaron los argentinos. Que se presenten a elecciones», reclamó.
A él se sumó el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, que dijo que en la marcha y el cacerolazo del jueves pasado hubo «consignas de odio, descalificación e impotencia».
El ministro de Planificación también cargó contra la oposición, aunque no identificó a ningún dirigente en particular. «No participó ninguno de los principales dirigentes opositores, ya que les resultaría difícil explicar por qué acompañan una protesta en la que se oyen voces pidiendo el fin de un gobierno democráticamente elegido, se cuestionan las conquistas sociales de los últimos años o incluso se desea la muerte de quienes las llevaron adelante», agregó el funcionario en un comunicado de prensa a su regreso de Venezuela, donde participó de la campaña presidencial de Hugo Chávez.
De Vido se sumó así al elenco más duro del Gobierno, que descalificó la protesta, como Abal Medina. En el medio hubo posiciones más cautas, como la del senador Aníbal Fernández, que dijo que había sido una manifestación «importante».
Dentro del arco oficialista, una de las voces más moderadas fue la de Nora Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que consideró que había «gente disconforme» con las políticas del Gobierno y llamó a «escuchar y reflexionar» sobre el cacerolazo.
«La Argentina vive un estado democrático y la expresión del pueblo tiene que ser admitida», opinó.
En tanto, desde el frente Unidos y Organizados, la agrupación que comenzó a formarse como brazo político del cristinismo, desactivaron la realización de una contramarcha. El diputado nacional Edgardo Depetri y el legislador bonaerense Fernando «Chino» Navarro desmintieron que se realice algún acto como respuesta.
«Nosotros no estamos armando ninguna contramarcha, nosotros estamos apuntando a la unidad, construyendo un desarrollo territorial todos juntos», sostuvo Depetri en declaraciones radiales.
«La Presidenta se caracteriza por tomar nota, analizar y resolver en el marco de las necesidades de la sociedad, privilegiando a los sectores más humildes», opinó Navarro, que también descartó una marcha del Gobierno. «No es prioritario para la Presidenta ver cómo resolvemos el problema de los dólares para viajar en vacaciones. Hay otras exigencias», apuntó.
Ayer, de todas maneras, se mantenía en pie el acto del próximo 27 de octubre, día en el que se cumplen dos años de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. También se celebraría el año de la reelección presidencial.
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