El fascismo es un régimen político que instaura un gobierno autoritario, donde las libertades y derechos básicos del individuo son muy limitados o eliminados en base a la persecución de un supuesto fin superior definido, ya sea de carácter racial, económico o… ¿se ha creado una nueva categoría? :ambiental.
Existe ya, una especie de régimen mundial ecologista que constituye una de las mayores amenazas para la vida y libertad de los individuos desde el derrumbe del comunismo con la caída del Muro de Berlín en 1989. El Muro cayó y muchos activistas desarraigados, se pasaron al ecologismo, llevando consigo teorías neomarxistas, teniendo más que ver con el anticapitalismo y la antiglobalización que con la ecología.
Tienen como ideal destruir el tejido industrial y de cualquier tipo de tecnología compleja, impidiendo así el desarrollo económico y encareciendo en forma desmedida el precio de la energía. El desarrollo de la especie humana, pasa a ser perjudicial para la Madre Tierra.
Estimulan la fantasía popular ofreciendo escenarios terroríficos, realizando declaraciones dramáticas y no permitiendo dudas. El principal éxito de marketing publicitario que conozca la humanidad. Han promovido la imagen de gente altruista, joven y valiente, defendiendo las maravillas naturales de la creación contra la despiadada máquina de un progreso que no repara en destruir con tal de satisfacer la codicia y ambición humana. David contra Goliat.
En lugar de Dios y el Hombre, creado a su Imagen y Semejanza, tenemos ahora al nuevo dios, Gaia, la diosa de la Tierra en la mitología griega. En vez de ser sagrada la vida humana, es la Tierra la sagrada, y el hombre debe apaciguar a Gaia subordinándose al dominio de la naturaleza, fin del viejo paradigma del hombre dominando a la naturaleza. Más población equivale a más contaminación, resulta necesario ir “protegiendo” y “reservando” áreas, generando tratados internacionales que necesariamente recortarán las soberanías nacionales. Interesantes correspondencias se descubren entre estos discursos y los intereses de ex potencias colonialistas de territorios que nunca se resignaron a perder, que los promueven. No son ni representan los intereses geopolíticos de las naciones del Sur que tienen la imperiosa necesidad de desarrollarse, tener que aceptar ideas antidesarrollistas, antiindustriales y antipoblacionales.
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Esta ideología colonial parte de la base que los “Estados corruptos” del Sur no son fiables para administrar sus ”patrimonios de la Humanidad”.
El mayor exponente de esta ideología política en la actualidad es Greenpeace. Protestadores profesionales y subvencionados por Estados que financian guerras por petróleo, trafican armas y promueven grupos políticos a los cuales no les importa que miles de niños mueran de hambre en Ruanda, Etiopia o cualquier lugar del Tercer Mundo.
Sin duda mucha gente valiosa, de ideales muy nobles y con vocación de servir, debe integrar buena parte de la militancia de Greenpeace. Pero ¿saben para quién realmente trabajan?. Con ocho millones de miembros o adherentes, tiene oficinas en veinticinco países del mundo, cobrando a cada una de sus agencias el 24% de los ingresos que produzcan anualmente, como royalties por el uso del nombre. Greenpeace recauda más de 1 millón de dólares diarios -solamente en concepto de cuotas por débito directo – de sus simpatizantes. Sin contar merchandising ni ventas por concepto de “eco-business”.
Uno de los miembros fundadores de Greenpeace, Patrick Moore, manifiesta públicamente: “No cabe duda que Greenpeace ha cambiado y distribuye odio. Siempre nos dimos cuenta de que había una corriente de anti-humanitarismo dentro de la organización; miembros que creían que la gente es un cáncer sobre la faz de la Tierra. Greenpeace ha perdido su humanidad porque le ha vuelto la espalda a la gente y ha puesto al ambiente en primer lugar”.
El presidente de Greenpeace Noruega, Björn Oekern, renunció a su cargo (y al de director de Greenpeace International) por estar en desacuerdo con las tácticas y métodos de la organización para recaudar fondos, acusándola de que “nada del dinero recaudado fue usado por Greenpeace para protección del ambiente”, agregando que consideraba que Greenpeace era, en realidad, “un grupo fascista”. Estas apreciaciones, de gente que proviene del riñón mismo de Greenpeace, constituyen un antecedente que debería tenerse en cuenta para evaluaciones éticas.
Otro miembro fundador de Greenpeace, Robert Hunter dice: “nosotros disparamos imágenes, en vez de misiles, bombas de tiempo mentales trasmitidas por la prensa mundial”…
En 1991 el gobierno peruano, por presiones de Greenpeace detuvo la cloración del agua potable de Lima. A los dos meses se desató la epidemia de cólera más grande de la historia del Perú.
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El boicot impuesto a Irlanda por Greenpeace, impidiendo su actividad ballenera, casi provocó una hecatombe económica del país, de la cual hasta hoy no se ha podido recuperar, su PBI bajó un 50%. El 40% de la población de Groenlandia quedó desocupada porque Greenpeace mediante presiones políticas, logró que se aprobaran leyes restringiendo la pesca masiva y la comercialización de focas.
Impiden formas de progreso económico-tecnológico de los países en vías de desarrollo. No el de Inglaterra. No el de los Estados Unidos.
Es conocido el trabajo de investigación llevado a cabo por los departamentos especiales del Ministerio de Defensa británico encargados de la Psicological Warfare (Guerra Psicológica) y el profundo conocimiento y práctica que sobre éste campo en particular han adquirido junto a sus pares estadounidenses. Conocedores de la amplia ventaja del aprovechamiento logrado por la Inteligencia Cultural Estratégica (ICE) desarrollada por el Foreign Office consistente en el conocimiento total y absoluto de la historia, la cultura, la religión, política, idiosincrasia, contradicciones, de un país o una nación determinada; los británicos han sabido aprovechar el conocimiento y la inteligencia realizada a un nivel superior sobre un determinado país para explotar contradicciones, provocar guerras civiles, luchas sociales y conflictos étnicos, raciales, culturales, políticos y religiosos a lo largo y ancho de todo el mundo. Menos sangrienta que la guerra, mas barata, redituable y efectiva, la aplicación de la ingeniería social y la acción psicológica en la globalización sido eficaz para la adquisición de mercados y la protección de recursos estratégicos del Reino Unido en diferentes partes del mundo.
Greenpeace en Argentina realiza una sistemática campaña contra las centrales nucleares, focalizándose en la defenestración de Atucha II, no contra las centrales termoeléctricas, que son las contaminantes, actualmente en poder de capitales británicos.
En junio de 1998, luego de una campaña realizada en defensa de los jaguares de la selva de Yungas; que incluyó lobby en el Congreso de la Nación y manifestaciones frente a la sede de la empresa Techint; a los efectos de impedir la construcción del gasoducto NorAndino que atravesaba dicha selva y que Techint construía para la empresa de capitales franceses Tractebel; logró luego de su extensa campaña de acción psicológica (para la que habitualmente llegan los fondos del exterior) que la jueza federal de Salta, Susana Córdoba ordenara la suspensión de las obras del gasoducto; beneficiando con ello a la empresa Gas Atacama de capitales estadounidenses cuyo gasoducto hace un trayecto mas extenso y extiende su beneficio a minas de propiedad británicas.
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Es constante la campaña que Greenpeace realiza a los efectos de denunciar la “devastación” de la flota pesquera japonesa en el sur de nuestro país, pero obviando hacer mención de la depredación de la riqueza ictícola que hacen tanto las flotas inglesas como las rusas que pescan con permiso de la primera, y a las que nunca se molestaron en denunciar ni en mencionar.
Durante la Guerra de Malvinas , aviones argentinos hundieron al crucero Sheffield, que contenía armas nucleares. Infructuosamente los británicos trataron de reflotarlo durante seis días y no lo consiguieron. Se hundió, con su arsenal nuclear, con el consiguiente peligro de contaminación a gran escala. Para Greenpeace el tema no existe.
Últimamente han logrado que diputados y senadores del Congreso de la Nación, cual cipayos, votaran una ley contra los intereses de los pueblos de provincias argentinas que limitan con la Cordillera de los Andes, cuya principal actividad es la minera, dadas las características montañosas de su territorio. El pretexto fue la protección de los glaciares, tanto es así que a la ley votada el 30 de septiembre de 2010 se le llamó “Ley de Protección a los Glaciares”. El voto a favor de Greenpeace no tuvo en cuenta que esas provincias cordilleranas ya contaban con leyes provinciales específicas para proteger a los glaciares. Es una ley de imposible cumplimiento porque viola el artículo 124 de la Constitución Nacional, que otorga el dominio de sus recursos naturales a las provincias, pero prueba que generalmente lo que dice Greenpeace no está avalado con lo que dicen asociaciones científicas, que no tienen presencia mediática masiva. Como ejemplo, en este caso no se tuvo en cuenta ni siquiera la opinión de la autoridad de aplicación en la materia, la Secretaría de Ambiente de la Nación, contraria a la aprobación de dicha ley.
“Reconocemos que separar a la humanidad de la naturaleza conduce a la autodestrucción de la humanidad y a la muerte de las naciones. Solo mediante una reintegración de la humanidad en la naturaleza podemos hacer a nuestra gente más fuerte. Éste esfuerzo por conectar la totalidad de la vida con la naturaleza en sí misma, es el significado más profundo y la verdadera esencia del pensamiento Nacional Socialista”. Ernst Lehmann. Ecologista admirado por el régimen nazi, fundamentalmente por un vegetariano que tenía una enfermiza preocupación por la conservación del medio ambiente: Adolf Hitler.