Tigre y Lobo

Stracqualursi, un ex Gimnasia, vacunó a Estudiantes y le dio una gran victoria a su equipo, que jugó casi todo el ST con uno menos. Caruso no voló, pero hoy lo puede hacer Vélez: si gana, iguala al Pincha.

El fútbol suele armar historias redonditas como ésta. Porque si el Estudiantes puntero tenía que tropezar en Victoria con morbo, no se podía imaginar mejor guión que el de la realidad: derrota con un hombre de más durante casi todo el segundo tiempo y a manos de un verdugo con pasado tripero. Sí, Denis Stracqualursi tuvo una, sólo una y le dio con alma y vida. La fortuna le sonrió de modo que el rebote en Federico Fernández descolocó a Albil y marcó el inesperadísimo 2-1 de Tigre. El festejo de Stracqua contra la tribuna del León fue un dedo hurgando en la herida de la piel pincharrata, ésa que debe haber sentido el coletazo de la memoria del clásico de febrero, cuando Denis fue el héroe, con dos pepas, del 3-1 de Gimnasia.

¿Por qué es redonda, además, esta historia? Porque Stracqualursi es un goleador a la medida de este Tigre (que sigue siendo de Caruso): más sudor que lujo, obstinado a punto de resultar muchas veces torpe… Y más de este Matador de ayer, al que las ausencias de juego de Román Martínez y Castaño lo tornaron aún más rústico.

Tigre arrancó asumiendo las obligaciones de la localía. Y hasta obligó a Verón sacar un par de centros bien metido en su área chica… Pero esa energía le duró diez minutos. Cuando Estudiantes empezó a adueñarse de la pelota, los roles se invirtieron. Y sin pudor el Matador se paró a jugarlo de contra. La prolijidad de Verón, el Chino Benítez y la saludable idea de atacar siendo anchos le dieron al Pincha una falsa sensación de seguridad.

Porque pronto descubriría que no era la noche de Braña, ayer lejos del pulpo que suele ser, ni la de su defensa. Una réplica bárbara y un Mercado que habilitó a todos le dejó el 1-0 servidito a Cachete Morales, que marcaba apenas el cuarto partido del León recibiendo goles sobre los 14 de este torneo. Fue impotente Estudiantes yendo y yendo.

Y la imagen de Verón, a los 44’, resbalándose para mandar a las nubes un tiro libre de gol, ilustró a la perfección esa etapa.

Pero pasó que Román se hizo expulsar al minuto del segundo tiempo y que a Estudiantes no le bastó casi nada para ponerse 11 con la hermosa volea de Benítez. Parda, con uno más y cuarenta minutos por delante el León sintió que lo iba ganar por inercia. Fue su pecado. Porque Caruso, que tras lo roja había rearmado el medio con Teté González por Telechea, vio el resquicio y mandó a Botta. El sanjuanino, picante, le sacó jugó a lo poco que tuvo y cerca de los 28 armó la escena para el protagónico de Stracqualursi. De ahí en más, Estudiantes fue nada en los 20 minutos restantes. Porque, que te muerda un Tigre ya es grave y pero que encima se sume un Lobo…

Fuente: Olé