Se hizo el primer «café de ideas» para reformular el secundario

Medio centenar de porteños líderes o destacados en sus respectivas actividades pidieron que la escuela enseñe a pensar, que esté más vinculada con la realidad que viven sus alumnos y que, entre otras cosas, los padres acompañen el proceso educativo y los docentes contagien pasión y entusiasmo por lo que enseñan.

Convocados por el Consejo Económico y Social de la Ciudad (Cyesc), participaron del primer paso de lo que aspira ser un profundo debate sobre la reforma del secundario en la ciudad de Buenos Aires pedagogos, estudiantes, docentes, periodistas, deportistas y legisladores.

«Hoy, el problema es el abandono, la indiferencia, la «intemperie». Para poder ser rebeldes los chicos necesitan padres, techos, autoridad, límites. Cuando el grande, el mayor, se hace el rebelde, el amigo, el solidario, el hermano, le cierra el camino al joven. Por eso, cada uno de nosotros tiene que asumir sus responsabilidades», dijo el filósofo Tomás Abraham al comparar la actualidad con la época de su adolescencia, «cuando había que pelear autoridades represivas» en distintos ámbitos.

Las palabras de quien también es escritor y docente sintetizaron las ponencias de nueve mesas en las que, café de por medio, los invitados habían dialogado durante una hora, ayer por la tarde, en la Ciudad Cultural Konex.

Debates como los de ayer se repetirán casi semanalmente hasta noviembre en distintas sedes y serán enriquecidos con las opiniones que los ciudadanos vuelquen en una encuesta que el Cyesc subirá a su página web ( www.consejo.org.ar ). Conforman un ciclo titulado: «D-bate Secundaria 2020. Antes ke sea mui tarde :D» y llevan a la práctica la idea base de la ley que convocaba a un congreso pedagógico porteño el año pasado y que fue vetada por el jefe de gobierno, Mauricio Macri.

Aquel proyecto de ley había sido impulsado por el entonces legislador por la Coalición Cívica y actual presidente del Cyesc, Sergio Abrevaya. «Sí, ahora estamos dando continuidad a aquella idea», dijo Abrevaya a LA NACION, y anunció que para mediados de noviembre estiman enviar las propuestas que surjan de los debates a los legisladores y a la jefatura de gobierno porteña.

Además de Abraham, entre los participantes conocidos por el gran público estaban el bailarín clásico Maximiliano Guerra, el politólogo Eduardo Fidanza, el ex rugbier Ignacio «Nani» Corleto y el periodista Ari Paluch, que presentó el evento y a los invitados. Además, fueron invitados y asistieron referentes del ámbito educativo, como Manuel Alvarez Trongé, presidente del proyecto Educar 2050; Agustina Cavanagh, directora ejecutiva de la Fundación Cimientos, e Ignacio Hernaíz, ex director de canal Encuentro.

«La escuela no valora el conocimiento porque la sociedad no lo hace», dijo Susana Colli, profesora de Historia y secretaria pedagógica de la Asociación de Docentes de la Educación Media y Superior (Ademys), al relatar el trabajo de su mesa. «Vimos que existe la cultura del «zafar» porque el estudio no es un valor social «, dijo.

«La escuela está vaciada de diálogo», dijo por su parte Marta Maffei, diputada nacional y ex secretaria general de la Ctera.

«El título que resume lo que hablamos en nuestra mesa -dijo el periodista deportivo Alejandro Fabri- es: Escuelas del siglo XIX, docentes del siglo XX y alumnos del XXI.»

Los diagnósticos más repetidos denunciaron que «el secundario no enseña a pensar» y que los docentes no tienen buena formación -«hay profesores que conocen su materia pero no saben comunicar»-, dijeron. Advirtieron también la existencia de estructuras rígidas en las escuelas que impiden llevar a la práctica «buenas ideas, como trabajos de campo de los alumnos fuera de las instalaciones del colegio»; familias que «depositan en las escuelas toda la carga de criar al chico» y una sociedad que en general no valora el conocimiento.

Coincidieron también en destacar los buenos resultados de los docentes que transmiten su pasión por la materia que enseñan.

«Nos preguntamos si no ha llegado la hora de un nuevo contrato con los alumnos ante un nuevo paradigma económico, social y cultural», dijo el politólogo Eduardo Fidanza, al describir el trabajo de su mesa. Y agregó: «¿Cómo reencauzar la escuela ofreciendo algo más atractivo e inclusivo que deje atrás la sensación de decadencia y de anomia? En ese contexto hablamos de una autoridad legitimada por el conocimiento, la dedicación y la pasión».

Abraham zanjó la cuestión cuando, al cerrar, afirmó: «Creo que no hay que preguntarse más para qué estudiar y para qué ir a la escuela, sino que hay que preguntarse para qué vivir. Sin esto no hay respuestas posibles»…

Fuente: La Nación