Con el sexto día de paro, crece el conflicto entre Ciudad y Nación


SIGUE EL CAOS DE TRANSITO EN TODA LA CIUDAD – No hay antecedentes de una medida que haya alcanzado esta duración. Los metrodelagados optaron por mantener la huelga, dado que no hubo avances en las reuniones. Los Gobiernos volvieron a cruzar acusaciones.

No hubo avances. Ni en las negociaciones, trabadas, con posturas inamovibles y luchas de poder. Ni en el tránsito, también trabado, caótico y con descontento generalizado. La Ciudad volvió a colapsar por un nuevo paro gremial en las seis líneas de subte y el Premetro, situación que se repetirá hoy con el sexto día de huelga consecutivo, récord para este transporte.

El vocero de la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP), Enrique Rossito, explicó que la decisión fue tomada debido a que no hubo avance alguno en las negociaciones. Además, señaló que en las conversaciones con los representantes de la empresa Metrovías no se alcanzó un acuerdo “por escrito”. Más tarde, el delegado Néstor Segovia denunció que los empleados recibieron telegramas “intimidatorios”, que, según acusó, fueron “consensuados” entre Metrovías y la UTA.

Los metrodelegados piden un aumento salarial del 28 por ciento, lejos de la propuesta que recibieron el martes (entre el 21% y 23%). También exigen una suba del 2% por antigüedad y mayor inversión en el servicio.

La medida de fuerza se enmarca dentro del conflicto que mantienen la Ciudad y el Gobierno nacional por el traspaso. Mientras los metrodelegados reparten las responsabilidades, continúan los cruces políticos. “¿Cómo vamos a agarrar un subte con vagones que tienen 100 años?”, cuestionó el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien ponderó la decisión de la jueza Laura Barreiro de llamar a los gremios y a Metrovías para alcanzar un acuerdo. En la otra cabecera del conflicto, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, reiteró su discurso: “Le corresponde intervenir a la Ciudad. Lo mismo ocurriría si esto pasara en cualquier provincia, es un conflicto interjurisdiccional”.

El panorama controversial volvió a trasladarse a las calles, donde predominaron los embotellamientos, las interminables colas en los colectivos y el malestar generalizado. Y no sólo afectó a los 900 mil pasajeros que utilizan el subte por día, sino a millones que transitan la Ciudad. Ni siquiera alcanzaron los 500 micros que dispuso el Gobierno porteño para paliar la situación de 18 a 20.30. Muchos optaron por la bicicleta o la caminata, en tanto que otros padecieron con sus autos. Hubo demoras en los principales accesos y avenidas.
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