SEÚL — La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, hará su debut en la escena internacional el jueves, cuando comiencen las actividades oficiales de la cumbre del G20 de países ricos y emergentes en Seúl, centradas en evitar una ‘guerra de divisas’.
De la mano de su padrino y mentor político, el presidente saliente Luiz Inacio Lula da Silva, la futura mandataria de la mayor economía latinoamericana fue invitada a participar en «todos los eventos» oficiales de la cumbre, comenzando con la cena de jefes de Estado y de gobierno del jueves, informó el secretario adjunto de Comunicación del Ejecutivo brasileño, Carlos Vilanova.
Rousseff llegó a Seúl en la tarde de este miércoles, acompañada del ministro de Hacienda, Guido Mantega, en un vuelo comercial, ya que no participó en la visita que Lula realizó a Mozambique. El mandatario llegará en la madrugada del jueves a la capital surcoreana.
La cumbre del G20 se desarrollará el jueves y el viernes en Seúl y estará centrada en los desequilibrios cambiarios en el mundo.
En el G20, Rousseff, una economista de 62 años, se alineará con el mensaje del gobierno Lula, crítico con las medidas estadounidenses y chinas que mantienen baja la cotización de sus monedas y afectan así a las economías emergentes exportadoras, de las que Brasil se hizo portavoz en el grupo.
«No hay una solución individual» al problema cambiario, remarcó Rousseff la semana pasada en rueda de prensa, abogando por una solución negociada en el G20 para evitar lo que Mantega calificó como «guerra de divisas» en el mundo.
Brasil insistirá en el G20 en la adopción de mecanismos de control del sistema financiero global para evitar abusos como los que llevaron a la crisis financiera de finales de 2008 y 2009. También se espera que mencione la idea de un mecanismo de vigilancia de los tipos cambiarios que ponga en evidencia a los países que toman medidas para devaluar sus monedas.
El viernes, se espera que el G20 se comprometa a mantener las tasas cambiarias más ajustadas a lo que determine el mercado, según un primer borrador de declaración obtenido este miércoles por Dow Jones Newswires.
Electa el pasado 31 de octubre, Rousseff comandará la octava economía mundial cuando asuma la presidencia, en enero, y estará bajo fuerte presión de los exportadores y los industriales para contener la hipervalorización del real, la moneda brasileña, que se ha apreciado más de un 35% desde inicios de 2009.
Con una tasa de interés de referencia ubicada en el 10,75% al año -una de las más altas del mundo-, y un atractivo mercado interno de consumo, Brasil es una de las naciones emergentes más preocupadas por la eventual formación de burbujas especulativas a partir del incesante flujo de divisas que recibe.
La preocupación se vio agravada cuando la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, decidió la semana pasada inyectar 600.000 millones de dólares en el circuito financiero a través de la compra de bonos del Tesoro como mecanismo para incentivar el crédito y el consumo en la economía norteamericana.
El Gobierno de Lula ha adoptado múltiples acciones para contener la apreciación de su moneda. Pero los impuestos a los capitales extranjeros colocados en renta fija y las compras y colocaciones en dólares en el mercado local por parte del Estado no han logrado contener la apreciación del real.
El Ejecutivo busca evitar asimismo la pérdida de competitividad de los exportadores. En septiembre de 2010, el superávit de la balanza comercial del gigante sudamericano se redujo un 40% con respecto al mismo período de 2009, a pesar de una sostenida demanda externa.
En Brasil, la reclamación que le hacen los sectores productivos y especialistas a Rousseff es un recorte del gasto público que detenga la expansión del omnipresente Estado brasileño en la economía, como mecanismo para atenuar la presión sobre el real.
Hasta el momento, Rousseff no tiene previstos contactos con la prensa en Seúl, indicaron fuentes de su delegación a la AFP. Lula, en cambio, tiene prevista una rueda de prensa el jueves antes de la cena de inauguración de la cumbre.
Fuente: AFP