El Banco Central Europeo redujo un cuarto de punto la tasa de interés para reactivar el euro. Nunca la cifra estuvo por debajo del 1% desde la introducción de la moneda única, en 1999.
Por este motivo, el dinero para los préstamos interbancarios ahora es más barato que nunca. Los analistas daban por hecho el paso acordado por el Consejo de Gobierno del BCE en Frankfurt, ante la amenaza de de una mayor recesión en Europa y el relajamiento de la presión inflacionaria. En diciembre pasado la tasa estaba en el 1 por ciento.
La nueva rebaja suma una señal positiva a los mercados una semana después de la cumbre europea en Bruselas, donde los líderes del bloque acordaron la recapitalización directa de bancos en crisis, un pacto de crecimiento y avanzar hacia la unión bancaria.
Éste es el tercer recorte de tasas de interés desde que Mario Draghi asumió la presidencia del BCE en noviembre. El italiano se estrenó en el cargo con dos rebajas consecutivas del 0,25 por ciento.
La atención se centra ahora en la tradicional rueda de prensa que presidente del BCE ofrecerá a las 14:30 hora local (las 12:30 GMT).
Allí Draghi podría anunciar otras acciones no convencionales contra la crisis, como por ejemplo nuevas inyecciones de liquidez a las entidades financieras.
Por el contrario, miembros del directorio del banco descartaron que la entidad vaya a reactivar su programa para comprar deuda pública de países en crisis.
Las tasas más bajas facilitan el préstamo, y así aumentan la tendencia a la inversión empresarial y el consumo privado. Pero al mismo tiempo impulsan la inflación.
Sin embargo, la esperada rebaja anunciada este jueves también alzó voces en contra. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, criticó que esa política no sea selectiva porque ayuda a países como España, pero castiga a otros como Alemania, que no necesitan relajar su política monetaria.
Por su parte, otros analistas advirtieron que la rebaja de tasas tiene un efecto «más bien simbólico»: «Actualmente, su importancia económica es limitada. Pero sería una prueba de que el BCE se toma en serio los indicadores que apuntan a una caída de la economía», analizó Gustav Horn, del Instituto de Macroeconomía y Estudios Coyunturales (IMK), en Berlín.
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