Si bien no es obligatoria, es un trayecto esencial en la formación de los profesionales. La falta de interés por realizarla conduce a que exista falta de especialistas en las distintas áreas
La residencia médica forma a los recién recibidos en alguna especialidad. No obstante, según datos del Ministerio de Educación, de los 6.000 egresados de Medicina, tan solo alrededor de 3.000 la hacen, informa el diario Clarín.
Sin embargo, al no existir una norma que obligue a realizarla, los recién egresados pueden atender pacientes graves y recetar medicamentos sin haber cursado este tramo de formación.
La falta de entrenamiento preocupa a las autoridades del área de la salud y a las universidades. “Es una situación trágica, porque se forman cada año 3.000 médicos que no realizan la residencia para adquirir conocimientos mínimos para aplicar con los pacientes”, señala el ex ministro de Salud Ginés González García.
Al ser consultado por la situación, el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Alfredo Buzzi, manifestó su preocupación por las cifras. En cuanto a las causas, dijo: “Es un problema muy complejo. En algunos lugares, no hay plazas disponibles. Pero en otras instituciones ofertan vacantes pero no brindan condiciones laborales que sean interesantes para que los médicos quieran hacer las residencias”.
Buzzi aclara también que determinados cambios sociales modificaron la formación médica. Por ejemplo, señala que muchos egresados temen juicios por mala praxis y que, consecuentemente, se alejan de especialidades riesgosas.
A esto se suma el hecho de que hoy en día, alrededor del 70% de los egresados son mujeres, que tienden a preferir orientaciones de residencia como dermatología, ginecología, medicina interna y cirugía.
Esto, junto con las preferencias personales de los egresados, conduce a que haya faltantes en otras áreas que sí requieren profesionales, como psiquiatría, anestesistas, pediatras, obstetras, entre otros.
Las residencias duran de tres a cuatro años y se paga alrededor de $4.000 por mes, de acuerdo con un informe que publicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En dólares, la cifra rondaría los u$s880, por debajo del salario percibido en Brasil, con u$s1.200, y Chile, u$s2.000.
Falta de estímulo y reconocimiento
Debido a que no hay un examen obligatorio que mida las aptitudes de los médicos tras graduarse o durante su carrera, González García afirma que no hay un verdadero programa que impulse la realización de la residencia.
Además, según el informe de la OPS, conducido en varios países de Latinoamérica, la Argentina presenta la particularidad de no contemplar la residencia como formación de posgrado, de acuerdo con la Ley de Educación Superior: tan sólo el 6% de las residencias califican como estudios de posgrado.
“A pesar de que las universidades son las responsables de aprobar, avalar y supervisar el cumplimiento de los programas y otorgar el título de especialidad, el acompañamiento es bajo y en algunos casos consiste en la actualización de los programas y la ejecución de cursos de metodología de investigación, los cuales no han mejorado la calidad de las investigaciones hospitalarias”, añade el informe.
Según los especialistas, se está dando una transición hacia un paradigma orientado a la atención primaria. Esto implica la fuerte necesidad de tener médicos capacitados que puedan evaluar si un paciente requiere atención especializada o no.
En este sentido, Gustavo Irico, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba, afirma que el tipo de médico que necesita el país en la actualidad es “un generalista, con una fuerte atención primaria de la salud, porque resuelve entre el 70 y el 80% de los problemas de la salud”.
Fuente: Infobae