Tenso recuento de votos en las presidenciales de Egipto

EL CAIRO.- Los egipcios se fueron ayer a dormir con pocas pistas sobre quién será su nuevo presidente. Después de haber alargado dos horas el horario para favorecer una mayor participación, ayer a las 22 se cerraron las puertas de los cerca de 13.000 colegios electorales de Egipto. Dado que el procedimiento de recuento es lento y engorroso, se prevé que no habrá resultados parciales hasta hoy y que los oficiales no llegarán antes del jueves.

En ese clima incierto, muchos pasaron la noche pegados a sus televisores para ver los programas especiales dedicados a las elecciones en busca de nuevas pistas respecto del nombre del ganador. Un sondeo difundido por Al-Jazeera y los primeros recuentos apuntaban a una victoria de los islamistas Hermanos Musulmanes, pero todavía nada estaba dicho.

La tensión con que los egipcios siguieron los comicios es lógica, ya que éstas son unas elecciones decisivas que marcarán el futuro del país durante los próximos años. En el ballottage, sus opciones se limitan solamente a Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, y Ahmed Shafiq, un ex primer ministro de Hosni Mubarak, considerado el candidato favorito de la junta militar y del llamado «Estado profundo», como se conoce en Egipto el complejo entramado de intereses que sostenía el antiguo régimen del «rais».

Poco después del cierre de las urnas, la junta militar divulgó un comunicado en la televisión estatal en el que anunciaba la promulgación de un «anexo constitucional» que definirá el papel institucional del presidente. Según versiones de prensa, las nuevas disposiciones, que podrían detallarse hoy, otorgan al ejército el control del Poder Legislativo.

Para muchos egipcios, los movimientos experimentados en la escena política durante las últimas semanas sólo se explican por la aplicación por parte del «Estado profundo» de un plan para restaurar la era Mubarak con Shafiq como presidente. «Mi voto no vale nada. Está claro que quieren que gane Shafiq, y lo conseguirán. Morsi no tiene nada que hacer», sostuvo Ahmed, un joven taxista que se confesó revolucionario. «Yo no voté porque no me gusta nada ninguno de los dos. Sólo espero que al pueblo egipcio le queden todavía suficientes fuerzas para volver a sublevarse.»

De acuerdo con los analistas, el buen resultado de Shafiq en la primera vuelta se explica por la reactivación de las redes clientelares del PDN, el partido disuelto de Mubarak.

Probablemente, la suerte de los comicios se decidirá en el delta del Nilo, donde vive un 40% de la población egipcia. Este es tradicionalmente un feudo de los Hermanos Musulmanes, pero en algunas de sus provincias los «caciques» del PDN también son fuertes. Por esta razón, la batalla ha sido allí especialmente intensa durante los últimos días.

Tal como ocurrió durante la primera vuelta, las campañas de los candidatos se lanzaron acusaciones mutuas de fraude electoral. Las más extendidas fueron la realización de actos de campaña electoral ante los colegios y el acompañamiento de ciudadanos a las urnas. Pero también hubo denuncias de compra de votos, atribuidas sobre todo a la campaña de Shafiq.

Faruk Sultan, el presidente de la junta electoral, confirmó que ambos candidatos cometieron violaciones de la ley electoral. No obstante, consideró que no eran de gran importancia, y describió el proceso como «exitoso en un 90%». De acuerdo con la junta, el dato de participación a media tarde era del 40%, ligeramente superior al de la primera vuelta.

En este contexto, una de las grandes preguntas que se hacen los analistas es si el perdedor de los comicios aceptará su derrota. Durante los días previos, los Hermanos Musulmanes dieron a entender que Shafiq sólo podría ganar a través del fraude electoral..

Fuente: La Nación