El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, reconoció que el Palacio de la Moncloa espera un «deshielo» con la Argentina en el corto plazo, tras los cortocircuitos generados por la expropiación de YPF.
España insinuó ayer un cambio en su relación con la Casa Rosada, que venía deteriorada a partir de la expropiación de YPF. El encargado de transmitirlo fue el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que reconoció que el Palacio de la Moncloa espera un «deshielo» con la Argentina en el corto plazo, según publicó el diario La Nación.
El canciller español, que fue el funcionario del gobierno de Mariano Rajoy que más duramente criticó la confiscación de la ex filial de Repsol, se mostró ayer más distendido en la gira sudamericana encabezada por el rey Juan Carlos I.
A bordo del avión que trasladaba a la comitiva española desde Brasilia hacia Santiago de Chile, García-Margallo admitió, en una conversación con periodistas españoles, que «espera ver» a la presidenta Cristina Kirchner en la Cumbre Iberoamericana, que se realizará en Cádiz, en noviembre próximo.
«Haré todo lo posible para que [la Presidenta] esté allí», afirmó el ministro, que, no obstante, remarcó que la invitación y la eventual visita de Cristina se hará «siempre respetando los intereses españoles».
Al referirse a la disputa por YPF, García-Margallo buscó bajarle los decibeles a la polémica, y confió en que se pueda hallar una salida al enfrentamiento antes del encuentro regional de mandatarios. «Es normal que haya desacuerdos entre los países. Y las cumbres no sólo están para tratar los asuntos en los que se está de acuerdo, sino también para abordar las cuestiones sobre las que se discrepa», afirmó.
García-Margallo, que había descrito la expropiación de YPF como un acto de «quiebre de relaciones fraternales» entre la Argentina y España hace poco menos de dos meses, ya había adelantado una postura más conciliadora al iniciar el viaje oficial. En esa ocasión, señaló que el rey se abstendría, en esta gira, de persuadir a Brasil, Chile y otros países del Mercosur para romper el bloque y sellar acuerdos bilaterales con España.
Sin embargo, ayer, el jefe del Estado español se refirió indirectamente en Chile a la línea divisoria que España demarcó entre los países que protegen las inversiones extranjeras y los que, como la Argentina y Bolivia, llevaron a cabo recientemente sonados procesos de expropiación.
«Las economías más abiertas y que mejor respetan el principio de seguridad jurídica son las que más bienestar ofrecen a sus ciudadanos», afirmó el monarca.
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