En su período tardío, William Shakespeare redactó «La Tempestad» y en su introducción nos enseña que «no importa cuán lejos huyamos de nuestro pasado, porque finalmente nos alcanzará».
Hoy leyéndo por internet, el diario chileno El Mercurio, me anoticié que en Santiago de Chile, el dólar se cotiza a ocho pesos.
Y el columnista agrega, que las casas de cambio trasandinas, ofrecen nuestra divisa, en virtud a la cantidad de flujo, que se estaciona allí, por la cantidad de Argentinos que cruzan la cordillera para hacerse de los verdes que aquí escasean.
Tuvimos el jueves y anoche cacerolazos en Barrio Norte, Palermo, Belgrano y también en Córdoba Capital.
La autocensura de los medios, al parecer coadyuvó a silenciar la circunstancia, que según dicen, la Presidente no pudo egresar con su comitiva de la Quinta de Olivos el jueves en la mañana, por la presencia de piquetes amenazantes sobre la Avenida del Libertador y la calle Villate.
Bien, la gente con predominancia de la clase media/alta se expresó en las calles, como lo hizo años atrás.
El problema que se nos presenta, sin embargo, es la ausencia de un fenómeno secuencial.
En otras palabras, estas protestas callejeras, tendrían un propósito serio, si mañana ó a más tardar el lunes, se multiplicaran estas movilizaciónes, hasta arrimar a la gente hacia la Plaza de Mayo, para establecer una suerte de Cabildo Abierto.
De lo contrario, la idea fuerza de una especie de plesbicito forzoso perdería entidad, y dejaría las cosas como antes, esto es en la nada.
Y es ésta, la parte que nunca pude decodificar, acerca del comportamiento social Argentino.
Este gobierno mafioso tuvo antes de ahora cacerolazos; acaso un tanto tibios en 2008 y 2009 y nos quedamos solo con éso.
Al día siguiente, las cosas retornaron a la normalidad.
Y el saqueo de las cuentas públicas, incluso se multiplicó hasta niveles que han perdido toda proporción.
Entonces, si aquéllas estridencias no sirvieron de nada, para atemorizar a estos malvivientes K, ¿servirán estos últimos?.
A juzgar por los hechos, creo que no.
A menos que a esta convocatoria semi popular, se sumen los otros actores sociales.
Para que la zurda no encasille esta movida, como un incidente de pudientes.
Este Señor Biocati, hace horas, le solicitó públicamente CFK, que «no irrite al Campo».
Hablándo de tibiezas, ésta es otra muestra de ella.
El sector agropecuario está sitiado impositivamente.
Les liquidan la producción de carne, soja, trigo, girasol y maíz a una cotización de no más de tres pesos con setenta centavos y los agroquímicos deben adquirirlos al cambio oficial y más aún, en algunos supuestos como el glifosato.
Y a este tambero sólo se le ocurre lanzarle al oficialismo este «guante de seda».
Con voceros como éstos, los gringos están perdidos, porque sus bases están coactadas
por su propia dirigencia, entre la que aún y pese a las abrumadoras evidencias, también se exhibe a este otro Buzzi, que es un aliado incondicional de la banda K.
Y en ello radica mi preocupación y sospecha que nada cambiará sustancialmente, hasta que la gente gane las calles, sin importar si es feriado ó día hábil y si se proponen rodear a estos malditos en sus madrigueras de Olivos y la Rosada.
Es en momentos aciagos como éstos, que se debe apretar el acelerador y no quedarse con el impacto inválido de salidas esporádicas.
Porque en su defecto, los sonidos de la ollas serán tan fugaces como intrascendentes.
Sabemos que no tenemos Fuerzas Armadas y que las periféricas están aviesamente al servicio de esta omertá.
E infortunadamente además, tampoco hay figuras irreprochables para formar una coalición
de emrgencia.
Entre Alfonsín con su imbecilidad y Menem con su escuela de podedumbre, hemos vivido treinta años navegándo entre desaguisados.
Pero esa colusión dolosa, nos adocenó de políticos que solo ven en la Cosa Pública, una forma inmediata de enriquecimiento sin esfuerzo alguno.
Se torna por ello, muy dificultoso ensayar un acicate a tantas ignominias.
Sin embargo, ignorante de lo que acontecerá, solo anhelo que esta Presidente goce de la salud suficiente, para palpitar en su propio pellejo las secuelas de su desverguenza y su castigo.
Por ahora nos resta expectar que acontecerá
DESPUES DE LOS CACEROLAZOS.
Atentamente Carlos Belgrano.-