A poco más de un año del ocaso del último faraón, cerca de 50 millones de egipcios cambian radicalmente su historia: las primeras elecciones presidenciales democráticas se llevan a cabo con dos propuestas islamitas y dos figuras del régimen derrocado.
Un año, tres meses y 12 días después del ocaso del último faraón, 52 millones de egipcios inauguran este miércoles las primeras elecciones presidenciales de su breve historia democrática. Dos islamistas y dos figuras del régimen derrocado compiten por el trono vacío de Hosni Mubarak.
En Heliópolis, cerca del palacio presidencial del ex presidente egipcio, aguardan en la cola para votar. Mnsrin Salah, una profesora universitaria, se muestra emocionada al participar en las primeras elecciones presidenciales de su vida después de 30 años del régimen de Mubarak. «La victoria de Shafik (la bestia negra de Tahrir) supondría volver al antiguo régimen. Lo que Egipto necesita es un presidente moderado, fuerte y justo que se interese por la educación, la seguridad y el paro».
Son muchos los que temen que los egipcios se inclinen por el ex primer ministro de Mubarak Shafik, preocupados por la seguridad y la estabilidad del país.Precedidos por una insólita y frenética campaña que ha recorrido el vasto territorio egipcio, los comicios que se prolongarán hasta mañana jueves son una de las últimas fases de quince meses de traumática transición.
Aunque la Junta Militar ha insistido en su compromiso de velar por una votación «cien por cien transparente», unos 9.700 observadores de medio centenar de organizaciones –entre ellas tres extranjeras- vigilarán los colegios electorales. Además, miembros de algunos de los grupos juveniles que lideraron las revueltas también se han sumado al proceso bajo el lema ‘La revolución está observando’.
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