La última edición de la revista Times publicó la imagen de una mujer alimentando a un chico y comenzó un debate sobre los límites de esta práctica. Algunos médicos sostienen que son los hijos los que deben decidir cuando terminar con la lactancia
La revista Times publicó una imagen que hace alusión a un tema polémico nuevamente. Esta vez, haciendo referencia a los debates que se desataron en el último tiempo acerca de los límites de la lactancia. La foto es de una mujer amamantando a un niño de tres años, con el siguiente título: “¿Eres suficientemente madre?”
El artículo habla sobre la crianza de los hijos y hace hincapié en la teoría del apego llevada al extremo: es el niño quien decide hasta qué edad tomar la teta. En definitiva, intenta debatir acerca de quiénes son los que ponen los límites entre padres e hijos.
La protagonista de la imagen es una mujer de 26 años que confesó seguir los pasos de su madre, quien le dio la teta hasta los 6 años: “Es muy tierno. Es como si abrazaras a tu madre. Te sentís reconfortada, cuidada y muy querida. De niña tenía una gran autoestima y sé que es por eso. Nunca sentí que fuera a dejarme”, declaró. Y además agregó: La gente debe darse cuenta que es biológicamente normal. Cuanta más gente lo vea, más se convertirá en algo normal en nuestra cultura. Es lo que espero”.
La nota también analiza la posición del gurú de esta teoría sobre la crianza, Bill Sears, quien en 1992 publicó The baby book, sugiriendo el amamantamiento hasta que el niño diga basta y asimismo que comparta la cama matrimonial con sus padres. Según Sears, es la mejor manera de criar niños seguros y con gran autoestima.
Yanet Olivares, miembro de la asociación civil La Liga de la Leche Argentina que promueve la lactancia materna, opinó, con respecto al artículo publicado en la revista Times, que amamantar es un “hecho natural”. “Cuando se ofrece leche de otra especie sin límite de tiempo no hay controversia, incluso hay alimentos elaborados con leche de vaca o cabra, que se consumen por el resto de la vida. Sin embargo, cuando se trata de leche materna, humana, aparecen distintas opiniones. Afortunadamente, y a pesar de la controversia que pueda provocar, son muchos los niños que maman más allá del año. Y muchas madres prefieren hacerlo en privado, para no ser juzgadas. Los estudios antropológicos muestran que los niños tienen un destete natural entre los 2 y medio y 7 años con una edad promedio de 4 años. El destete incluye a dos personas, madre e hijo. Los beneficios nutricionales, emocionales e inmunológicos para el bebé siguen siendo válidos hasta el destete y muchos hasta la edad adulta. Así también los beneficios de salud y cercanía para la madre. Estamos acostumbrados a que la madre dirija el proceso, pero cuando permite que el niño mame hasta que supere su necesidad, la madre se encuentra con fuertes críticas de la sociedad”, opinó Olivares.
Por otra parte, Claudia Amburgo, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), difiere. Explica que una cosa es el apego, necesario para cualquier bebé, pero otra muy diferente es la “simbiosis patológica”. Señala que una madre que le da la teta a su hijo después del año y medio se equivoca. “A esa edad el chico ya camina, deambula, se mueve, habla, necesita que el papá o un tercero, rompa la relación simbiótica madre e hijo para así empezar a tener contacto con el mundo externo. Un nene que sigue tomando la teta piensa en su mamá todo el tiempo. La mamá lo está atrapando. El nene así no puede interrelacionarse porque no tiene interés, sólo le importan su mamá y su teta. Son chicos que ya tienen dientes, que tal vez no usan pañales, que van al jardín de infantes. Por un lado se les exige cierta independencia, y por el otro se los atrapa. Esa relación genera ansiedad confusional porque el chico no sabe si es un nene o todavía es un bebé. El apego después de cierta edad es retención”.
Con respecto al colecho (niños que duermen en la cama de sus padres), Amburgo también se manifiesta en contra. “Muchos padres se sienten culpables de haber estado afuera todo el día y los dejan dormir con ellos para recuperar el tiempo perdido, pero no es la solución. Dormir con los padres confunde a los chicos. Los vuelve infantiles, inseguros, retroceden en sus logros evolutivos. El tiempo se debe recuperar de otra manera, jugando, charlando”.
Fuente: Infobae