NUEVA YORK.- YPF reconoció ayer ante las autoridades bursátiles estadounidenses que no cumple con los requisitos para cotizar en la Bolsa de Nueva York, aunque la compañía dijo que se trata de una situación temporal y que no planea abandonar el mercado de Wall Street, una preocupación palpable aquí entre analistas e inversores.
La compañía presentó ayer ante la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) un informe financiero, llamado Formulario 20-F, que deben presentar las empresas que cotizan en el mercado bursátil de Nueva York (NYSE) todos los años. «No estamos cumpliendo actualmente con los requisitos continuos de cotización de NYSE respecto de nuestro Comité de Auditoría, y estamos en riesgo de ser retirados del NYSE», señala el informe, al enumerar los riesgos vinculados al negocio y en particular, al del precio de las acciones de la empresa.
La Bolsa de Nueva York les exige a las compañías que cotizan allí que cumplan con una serie de reglas de gobierno corporativo. Uno es contar con un Comité de Auditoría independiente, que YPF no tiene más desde que fue intervenida por el Gobierno el 16 de abril pasado, luego de que la presidenta Cristina Kirchner anunciara su expropiación . El mismo documento explica lo que ocurrió: «Todos los poderes, deberes y responsabilidades del Comité de Auditoría de la empresa han sido transferidos al interventor nombrado por el Gobierno», el ministro Julio De Vido, cuya firma aparece en el informe financiero por ser el máximo responsable, en los papeles, de la intervenida petrolera.
Luego de que se difundió el informe, un vocero de la empresa indicó a LA NACION que no existe ningún interés en dejar de cotizar en la Bolsa neoyorquina, y que en la asamblea de accionistas del próximo 4 de junio se nombrarán nuevos directores, quienes a su vez definirán los integrantes del nuevo Comité de Auditoría.
«Por ende, no existe ni el interés de YPF en dejar de operar en la Bolsa ni tampoco ningún riesgo de desliste, ya que el comité auditor estará conformado en tiempo y forma según las necesidades de la SEC», indicaron en la empresa. YPF también se preocupó por dar esa garantía a analistas e inversores en Wall Street. Dos ejecutivos de bancos de inversión confiaron a LA NACION que desde la petrolera les habían dicho que cumplirían con los requisitos y permanecerían en la Bolsa neoyorquina.
Aunque ninguno descreyó de la palabra oficial, ambos reconocieron el riesgo, arraigado más que nada en la incertidumbre, que generó la expropiación. «No lo veo como una amenaza. Es posible, pero no probable», dijo uno de los analistas.
Además, el reconocimiento del incumplimiento de las normas de la Bolsa de Nueva York en la larga lista de riesgos de la compañía en el informe financiero es, antes que un indicio de un anuncio del futuro de la empresa, una formalidad que todas las empresas cumplen con rigor con el fin de cubrir sus espaldas ante posibles demandas legales de inversores. Todas las empresas enumeran en estas presentaciones todos los riesgos posibles.
Los analistas se recostaban en un razonamiento simple: abandonar Wall Street, uno de los centros neurálgicos del sistema financiero mundial, conllevaría para el Gobierno más costos que beneficios.
ESCENARIO COMPLICADO
Para YPF, dejar la Bolsa neoyorquina complicaría la llegada de inversores y de dinero fresco, que el Gobierno necesita para desarrollar los trabajos en el yacimiento de Vaca Muerta, y deprimiría aun más el valor de la empresa. De hecho, la compañía reconoce estos riesgos en el documento. Habría, también, menos garantías de transparencia en los informes financieros.
Todo esto hacía pensar aquí que YPF resolvería la situación, tal como anunció la compañía, y que el riesgo de que la empresa sea expulsada del mercado bursátil neoyorquino es más bien una consecuencia de la transición por la que atraviesa la principal petrolera de la Argentina. El Gobierno reconoce en el informe las preocupaciones que generó la expropiación, junto con la «considerable volatilidad» que provocó en el precio de las acciones. «El precio de la acción de YPF ha declinado aproximadamente un 50% desde el 1° de enero de 2012», apunta.
«Estos hechos, así como las preocupaciones acerca de la aplicación de nuevas medidas o decisiones que puedan afectar más negativamente a nuestros intereses, pueden tener un efecto material adverso en los valores comerciales de nuestras acciones», se indica.
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