Aunque no tiene un buen semestre, Maglio es un árbitro «confiable» para los que lo designan. En Rafaela-Boca tuvo un regular arbitraje. Repasemos las jugadas clave: sancionó un penal donde es casi imposible observar mano del jugador de Rafaela y a mí me da la sensación de que trata de evitar el contacto. Entiendo como mano intencional la de Ruiz, de Boca. El tema del tiempo adicionado es claro: había agregado cuatro minutos -tiempo mínimo a jugar- desde que se cobró el penal para Rafaela y hasta que se reanudó el juego pasaron 2 minutos, así que estuvo bien en seguir el partido; luego, empató Boca. «A los jugadores y al DT de Rafaela les avisé que adicionaba 2 minutos más. El cuarto árbitro no avisó la nueva adición porque estaba bajando gente del alambrado», explicó el propio Maglio. Y un detalle: el juez puede o no avisar si adiciona más.
NÚMEROS
69 expulsados hasta ahora hubo en el Clausura. Se trata de un alto número que se acerca al de 2008, el que tuvo mayor cantidad de expulsados.
36 penales se sancionaron, 22 para los locales y 14 para los visitantes. Pezzotta y Trucco, con 5 cada uno los que más sancionaron.
UN MUY GROSERO ERROR PARA ANULAR UN GOL
La posición adelantada es la jugada de mayor importancia para un asistente, aunque esta situación no libera al árbitro de la mayor responsabilidad a la hora de sancionarla. Ante su observación puede modificar si a su entender el asistente esta equivocado. Lo que ocurrió en Tigre-Unión es una clara muestra de lo contrario: tiro de esquina a favor de Unión, la pelota la intenta rechazar un jugador de Tigre (Maggiolo) y deriva en Jara, que convierte. El asistente Reta, supongo, no observó este detalle y supuso que otro jugador de Unión jugó el balón, situación esta que debió observar Pitana, que estaba en inmejorable posición. Una nueva falta de compromiso.
CÓMO RAZONA UN ÁRBITRO A LA HORA DE SANCIONAR
El mundo del fútbol se pregunta qué pasa por la cabeza de un árbitro cuando toma decisiones. Evidentemente, el concepto y el grado de compromiso por el juego que tiene cada árbitro influyen. Si observamos a Pompei en Arsenal-Independiente, podemos encontrar la falta de compromiso del árbitro, no sólo en este caso, sino a lo largo de su carrera. En el cotejo hubo tres claras sujeciones en las áreas delante de sus narices que no fueron sancionadas. A Diego Abal, luego del parate por San Lorenzo-Colón, se lo fue llevando de a poco, pero evidentemente ese hecho le hizo perder confianza: en Rosario Central-Huracán falló en situaciones técnicas sencillas de sancionar y permitió, mas allá de la expulsión de Calviño, groseros reclamos de los jugadores que minaron su autoridad. Pablo Lunati es el tercer caso: un referí que hizo pública su decisión de dirigir como él quiere, sin importar las observaciones que desde las autoridades le pudieran hacer. Por eso vimos en All Boys-San Lorenzo un partido que debió tener jugadores expulsados por juego brusco grave y sin embargo termino once contra once. Tres situaciones diferentes, pero que deben ser objeto de análisis de la conducción arbitral para un crecimiento en el nivel de los árbitros.
CARUSO HACE ESCUELA
«No entiendo por qué adicionó cuatro minutos», se quejó José Oltra, DT de La Coruña, en el 1-1 ante Valladolid (igualó a los 93m), el duelo entre líder y escolta de la segunda de España que dirigió Alejandro Hernández.
TIGRE-UNIÓN.
Pitana y el asistente Reta fallaron en una jugada fácil de interpretar: la regla 11 indica que no hay posición adelantada en un tiro de esquina. Se anuló mal un gol de Unión que era el 1-1 de lo que luego fue un 0-4.
BANFIELD-SAN MARTÍN (SJ).
A Alejandro Toia su mayor virtud, que es la continuidad del juego, a veces le resulta en contra, sobre todo cuando se queda corto con las tarjetas. Un detalle que debe considerar.
RIVER-GIMNASIA (J).
Diego Ceballos dirigió muy bien un partido complicado. Mostró autoridad y no se dejó impresionar por caídas y pedidos de todo tipo cuando al local no se le daba el resultado. Ese es el camino.
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