La criminalización de la pobreza: una respuesta al médico Abel Albino

El laureado médico mendocino ha dicho que “El 80 por ciento de los grandes criminales de Mendoza han sido desnutridos”. ¿Es así? ¿Tiene razón? ¿Y si nos preguntamos quiénes son los grandes, los mejores criminales? ¿Son los que terminan presos o son los que jamás terminarán presos? La pobreza genera penuria y necesidad, pero nunca criminales.
Abel Albino es un reconocido médico que, desde su lugar y con su visión, trabaja para combatir la desnutrición. En particular, trabaja como titular, desde su fundación Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil), institución que, entre otras cosas, recibe de parte del Estado derivaciones de casos de niños con desnutrición y los atiende. Este trabajo de Albino lo ha convertido en un ejemplo para muchos y ha recibido muchos premios y distinciones por la iniciativa.

Ahora bien, recientemente, hace unos días, en un acto en el que estuvo incluso el gobernador de Mendoza Francisco Pérez, el médico Albino se animó a decir y dar como cierta una frase sobre la que nos conviene reflexionar:

“El 80 por ciento de los grandes criminales de Mendoza han sido desnutridos de segundo y tercer grado”, dijo el profesional.

Aclaremos en principio que, según publicaciones especializadas, esos grados de desnutrición son de los más severos: incluyen lesiones en células (segundo grado) y funciones celulares y orgánicas muy deterioradas y alto riesgo de muerte (tercer grado).

Volviendo a la frase de Albino, claramente su mensaje apunta a destacar que la gran mayoría de los delincuentes han sido pobres (pues se entiende que casi todos los desnutridos son personas con escasos recursos).

Esto se llama técnicamente criminalizar la pobreza.
mdzol.com