Dura respuesta al Obispo que pidió “echar del país” a quienes apoyen la legalización del aborto

La integrante del Colectivo de Acción Contra la Violencia de Género, Mariana Pizarro le respondió al obispo obereño Bitar que con sus declaraciones había confundido la jerarquía de la Iglesia con la del Estado y que su postura vulnera a las víctimas de violación, que deben hacerse cargo de la gestación forzada por un abuso sexual
» El Obispo de Oberá quiere «echar de la Patria» a los que defienden el aborto
Posadas) Las declaraciones de ayer del obispo de Oberá Santiago Bitar, generaron fuerte malestar entre las y los militantes por el reconocimiento de los derechos de las mujeres en la provincia. Una de las primeras activistas que salieron a responderle al Obispo que expresó ayer que “Los que están a favor del aborto son genocidas y hay que echarlos de esta Patria”, fue Mariana Pizarro, la integrante del Colectivo de Acción contra la Violencia de Género. La actriz señaló ayer por la noche que el prelado “volvió a confundir la jerarquía de la Iglesia a la que pertenece con la jerarquía del Estado”, destacando que éste debe expresar la pluralidad de las opiniones de la sociedad y no únicamente las de un sector influyente como el católico. Además, Pizarro sostuvo que Bitar “en vez de hablar a los violadores para que dejen de violar a nuestras niñas, carga contra las niñas para que se hagan cargo de los abusos y ellas deben gestar a una criatura concebida (por medio del abuso)”

Además de Pizarro destacó que “los cristianos también abortan, y gran parte de la población del país está a favor de las medidas que está debatiendo el Congreso en relación a la protección de las mujeres y niñas abusadas”. En este sentido, la activista puso el énfasis en la necesidad de proteger a las víctimas de violación, porque de los casos sólo un porcentaje ínfimo llega a ser denunciado. Según Pizarro, sólo el 5% de las violaciones que ocurren en la Provincia son denunciadas por las víctimas, a causa del “el estigma social que aún hay en la sociedad para la mujer abusada, además de la opresión que sienten al ser marginadas en las calles luego de denunciar porque todos le recuerdan su situación”.

Recordemos que Bitar había declarado ayer que “los que están a favor del aborto son genocidas y hay que echarlos de esta Patria. Los niños por nacer no pueden defenderse por sí solos, por ello, los que estamos con vida y a favor de ella, debemos defenderlos. No hay que atentar contra la vida de los indefensos como lo son estos niños por nacer. Hay vida desde la concepción, si se destruye su vida, es el peor atentado a los derechos humanos”, consideró el obispo.

En este sentido Bitar entiende que “la vida naciente siempre fue un orgullo y una alegría para nuestras familias en cualquier circunstancia que hubiera ocurrido la concepción porque se reconoce a la vida como un don de Dios. Hoy el derecho del niño en el vientre no es respetado y se pretende que el niño es propiedad de la madre y que ella puede decidir lo que quiera sobre esta vida en sus entrañas”. Asimismo advirtió que “detrás de favorecer el aborto hay un nefasto comercio, ya que muchas cremas son fabricadas justamente a partir de los niños no nacidos y esto se oculta como se ocultan todas las cosas que son malas”.

De acuerdo con la lógica defendida por Bitar, las mujeres violadas no tienen derecho a decidir sobre lo que ocurra con sus cuerpos después de un delito contra la integridad sexual, porque llevan “una nueva vida” dentro suyo, que es un “don de Dios”. Bitar parece señalar que una violación es un “don” o una “prueba” que la divinidad le impone a la víctima, y no un acto criminal cometido por un hombre contra una mujer o una niña. Por otra parte, parece defender la idea que señala que es preferible poner en riesgo la vida de la madre que la del niño, porque éste está más indefenso que aquella. Cabe la pregunta, ¿un feto está más indefenso que una mujer o una niña violada que pertenece a sectores socialmente desfavorecidos?

Lo que llama la atención es lo que el obispo no menciona, el negocio criminal de la compra de bebés a las familias socialmente desfavorecidas y de las interrupciones de embarazos clandestinas, sostenidos ambos a partir de la ilegalización del aborto. No habla de las niñas, de las mujeres con problemas de salud mental o de discapacidad que son víctimas de violación, cuyos derechos son conculcados por el Estado cuando incumple con el deber de garantizar las interrupciones de embarazo en casos de abuso sexual. Desde cierta perspectiva, la negativa a los abortos legales implica una revictimización de las mujeres y niñas violadas: primero por el delito en sí, después por el Estado, que las convierte en criminales si optan por interrumpir un embarazo forzado.

Finalmente, cabe recordar que los fetos humanos, antes de los 3 meses de gestación, no tienen el sistema nervioso central lo suficientemente desarrollado como para pensar o sentir emociones o siquiera sentir dolor. El umbral de los tres meses para los abortos terapéuticos, está planteado entre otras cosas por esta cuestión científicamente probada del escaso desarrollo neuronal de los fetos en sus primeras semanas de gestación. Es decir, tienen vida pero no conciencia humana, en otras palabras, no pueden ser “personas” hasta tanto no se desarrollen ulteriormente, si es que esto ocurre.

MR.

Fuente: http://misionescuatro.com/