«Pienso en hacer un gol en la Bombonera»

Ahora que cortó la racha, el Pelado quiere sacarse el gusto en una cancha en la que ya gritó con otros colores. Habla de lo que significa Boca, de su cruce con Mouche y del futuro: «Claro que puedo jugar con Viatri».

Promete y cumple. Siempre. Sea donde sea.

-¿Puede venir el gol contra Estudiantes? -Sí, ¿cómo no? Siempre pienso en convertir.

Apenas terminado el partido frente a Arsenal por la Copa, en el que toda la Bombonera en llamas le dedicó su primera ovación tras ser figura, se animó a ir por más. Tres días después, tardó apenas un puñado de minutos en transformar las palabras en realidad: su derechazo rasante se transformó en inatajable para Andújar. “Yo dije que iba a hablar con todos y me gusta cumplir”. La misma seguridad y compromiso mostró para afrontar la conferencia de prensa, tan esquiva para algunos de sus compañeros. Mirando siempre a los ojos del que le pregunta, con la misma ferocidad con la que enfrenta el arco, respondió a todo sin esconderse a nada. Y fue ahí cuando se animó a seguir apostando.

-¿Imaginás el primer gol en la Bombonera? -Sí, siempre pienso en convertir el fin de semana. En cada partido que entro quiero meter goles.

Más allá de su optimismo (que le brota y contagia a sus compañeros), la hinchada xeneize demostró que su identificación con el uruguayo trasciende la cantidad de goles que pueda convertir o no. “Siempre tuve su apoyo. Cuando no puedo meter goles tengo que dejar un poquito más. Hay que jugar también, hay que meter, ser solidario con el compañero y con el grupo. Creo que mis características entran en lo que es Boca”, explicó, contundente. Igual, la posibilidad de festejar en el templo histórico del club no sería una novedad para él. En el Clausura 2009 fue su primera vez, vistiendo la camiseta de Banfield. En aquella oportunidad fue un derechazo a los 30 minutos del primer tiempo vulneró a Abbondanzieri y sirvió para ganar. Un año después, jugando para Vélez, descontó de cabeza pero no pudo cambiar la historia del partido (perdió 2 a 1 y el arquero era Lucchetti). La última vez fue unos meses más tarde, en el Clausura 2011, también para el Fortín. En esta oportunidad el derechazo fue para vencer 1 a 0 a San Lorenzo, pero el arquero también era un viejo conocido de la casa: Pablo Migliore.

Totalmente adaptado al Mundo Boca (“Para cualquier jugador es un gran privilegio el hecho de poder vestir esta camiseta”), a los pocos meses de llegar brinda la sensación de haber estado toda su carrera en el club. Mimado por el técnico, se adueñó de un puesto que tuvo varios protagonistas luego del retiro de Palermo. Ahora, a pesar de la vuelta de Viatri, ni se le pasa por la cabeza dejar la cancha y hasta acepta una nueva dupla (“¿Cómo no voy a poder jugar con él? Claro que sí”). Su personalidad también le permite darle indicaciones a cualquier compañero, tenga el nombre que tenga, como pasó con Mouche en la goleada vs. Estudiantes, cuando Pablo pateó al arco teniendo la posibilidad de darle la pelota. “Claro que lo entiendo. No levantar la cabeza me puede pasar a mí o a cualquier compañero. Fue una jugada y se dio así, pero no pasa nada. En el vestuario se terminó todo”, contó con calma. Y lo que deja claro en cada palabra, es que en ese vestuario, en el que varios pesos pesado se achicaron, él pisa fuerte.

Fuente: Olé