La Policía gala detiene a diecinueve islamistas radicales e incauta en la redada varios fusiles de modelo kalashnikov. El Gobierno prohíbe predicar a varios imanes que planeaban una gran reunión islamista en París.
Nicolas Sarkozy acelera la lucha policial y jurídica contra el islam radical. Prohibición de prédica a varios imanes extranjeros. Gran redada nacional contra fundamentalistas partidarios de la «lucha armada». Más medios contra el proselitismo islamista en las prisiones francesas.
El presidente de la República resume esa ofensiva de este modo: «En Francia no pueden ser bienvenidos quienes predican un islam radical. Para vivir en Francia no es necesario usar fusiles kalashnikov. Colaborando estrechamente con la Justicia, la Policía seguirá actuando». Ayer, una docena de comandos antiterroristas intervinieron de manera simultánea en varias ciudades de la región parisina (Montreuil, Alfortville, Nanterre) y varias capitales de provincias (Toulouse, Nantes, Lyon, Niza y Marsella), para neutralizar y poner a disposición de la Justicia a 19 islamistas sospechosos de alentar la violencia. Diecisiete de ellos deben ser inculpados de «asociación de malhechores con el fin de preparar actos terroristas». Durante las detenciones se incautaron varios fusiles kalashnikov. Entre los detenidos se encuentra Mohammed Achamlane, líder de «Forsane Alizza», un grupo salafista radical, disuelto el mes de marzo del 2011.
Oficialmente, las redadas del viernes «no están directamente relacionadas» con las matanzas de Toulouse. Sin embargo, se sospecha que el terrorista racista y xenófobo que asesinó a tiros a tres soldados, tres niños y un rabino pudo tener relaciones con «Forsane Alizza», que reivindicó varias acciones racistas, antisemitas y xenófobas a lo largo de 2010.
Tras la disolución de «Forsane Alizza», su fundador, Mohammed Achamlane, fue condenado a cuatro meses de cárcel, con remisión de pena, y una modesta multa de 2.000 euros. Un año después, Achamlane ha vuelto a ser detenido. En su domicilio la Policía requisó un kalashnikov y varias granadas.
Sarkozy declaraba, pocas horas más tarde: «No puedo decir si se trata de filiales internacionales. Sí puedo decir que las armas descubiertas y las informaciones de la Policía confirman amenazas reales. Serán necesarias nuevas operaciones que nos permitirán expulsar de nuestro territorio a personajes que no tienen nada que hacer en Francia».
Un día antes, los ministerios del Interior y Asuntos Exteriores habían anunciado, al unísono, la prohibición de predicar en Francia a varios imanes egipcios, palestinos, saudíes y qataríes que proyectaban pronunciar varios discursos en el Congreso de la Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia, que debe reunirse en las afueras de París del 6 al 9 de abril. Sarkozy llamó personalmente al emir de Qatar para anunciarle que Francia considera «no deseable» la visita a París del imán Youssef al Qaradawi, predicador estrella de la cadena Al Yasira.
La ofensiva de Nicolas Sarkozy contra el yihadismo y el islamismo radical tiene otra dimensión policial, en la que anunció «más medios» contra el proselitismo islamista en las prisiones francesas, y empleó a la vez el palo y la zanahoria: mano dura policial y mano tendida a los imanes moderados que intentan frenar las tentaciones radicales.
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