En Pirovano, un pueblo pintoresco del partido de Bolívar, provincia de Buenos Aires, unos 150 perros, gatos, gansos, gallinas y caranchos fueron exterminados en la madrugada del jueves 8 de marzo al viernes 9 a la noche.
Un veneno con alto poder residual fue distribuido en cebos de carne de cerdo, de pollo y de vaca, por las calles, plazas, techos y jardines de casas, lo que, además, dejó en riesgo a la población.
El lunes y martes de la semana pasada las clases fueron suspendidas para limpiar los colegios. Desmalezaron baldíos y rastrillaron las plazas. Los empleados municipales tomaron recaudos luego de que los expertos en toxicología recomendaran no quemar los cadáveres sino enterrarlos. Los que tuvieron contacto con animales muertos deben desinfectar todo con lavandina y agua caliente y los chicos no pueden jugar en la calle o en los jardines donde hubo perros o gatos enfermos.
A esta traumática situación se suma que todavía no se informó cuál es el veneno exacto que se aplicó en este pueblo de 1.500 habitantes. Es importante saberlo para determinar si los residuos pueden transferirse a la napa y al agua potable.
La sospecha principal es que la masacre se produjo después de que las barredoras municipales reaparecieron esa noche en Pirovano, que no cuenta con delegado municipal y depende de Bolívar. El intendente de esa ciudad, Eduardo Bucca, desestimó esa acusación.
Fuente: Diario Hoy