Denunciaron que la recaudación bajó entre 60 y 70% en los 40 locales de la zona. Analizan recurrir a la Justicia. “Insostenible”, es la palabra que más utilizan los propietarios de cocheras en el Microcentro, cuando se los consulta sobre su actualidad. La restricción de autos particulares en esa área, una medida que comenzó hace 40 días, hizo mella en el trabajo de los garajes céntricos.
La Cámara de Garajes y Estacionamientos de la República Argentina (AGES) informó que la recaudación disminuyó entre un 60 y un 70 por ciento en los 40 locales que funcionan en la zona limitada. Y ante la negativa del Gobierno porteño de rever la decisión, AGES analiza recurrir a la Justicia.
El titular de la Cámara, Eduardo Sánchez, se reunió el miércoles con el secretario de Transporte, Guillermo Dietrich. Intercambiaron ideas durante una hora y media, pero no hubo vuelta atrás. “Le explicamos nuestra situación a Dietrich. Le dijimos que bajó la clientela y que muchos propietarios deciden echar a sus empleados porque no los necesitan. Incluso disminuyó el trabajo para los estacionamientos de las calles linderas, donde sí se puede circular, como Viamonte, Rivadavia y Bartolomé Mitre. Pero no hay caso. Por eso pensamos ir a la Justicia”, comenzó su descargo Sánchez en diálogo con La Razón .
La estadística que maneja AGES es elocuente. Los garajes afectados tienen una capacidad promedio de 250 autos cada uno y en el horario restringido reciben menos de 50. “Si esto sigue así, no quedará otra que cerrar los garajes. Y no sólo se perjudica nuestro rubro. Hay kioscos y confiterías que también pierden dinero”, manifestó Sánchez. Además, se quejó de la falta de cartelería para que los autos se manejen, al menos, en las cuadras permitidas.
Los locales perjudicados reconocieron la merma de trabajo de inmediato, aunque las vacaciones “disimularon” el bajón. “Fue notorio cómo de un día para el otro bajó el trabajo. Generalmente esta época es mala, por las vacaciones, pero nunca fue tan marcado. La restricción de autos es un golpe de nocaut”, sostiene el empleado de un local de la calle Maipú. Y coinciden sus vecinos, a la espera de un cambio que parece lejano.
Fuente: La Razón