Hasta la intervención del juez de menores de San Isidro, Mariano Giglio, el fiscal Patricio Ferrari tenía acreditado varios puntos en la reconstrucción del asalto violento a Ángel Pedro “Baby” Etchecopar y los suyos. El primero, y más importante, es que el conductor radial disparó cuando el robo estaba en proceso, casi finalizando, y que utilizó dos armas: una calibre 9 mm y otra .40. Su hijo, en cambio, gatilló la Magnun 357, también propiedad de la familia. Lo que determinará la autopsia del delincuente muerto (al menos recibió ocho impactos) es quien de los dos lo asesinó.
El martes a la noche, con la detención de un adolescente de 17 años –con antecedentes penales y acusado de haber participado en el intento de asalto– cuando ingresó herido al Hospital Thompson de San Martín, el fiscal de San Isidro planteó su incompetencia y giró el expediente a la justicia de menores.
El trabajo de Ferrari alcanzó para probar que Baby tomó el arma en la habitación principal, ubicada en la planta alta del chalet ubicado en la calle Francia al 100, de San Isidro, cuando los ladrones ya habían cargado el LCD de la familia en el baúl del Ford Galaxy y luego de apoderarse de joyas y dinero en efectivo. Sin embargo, el hombre a cargo de la instrucción no pudo precisar la secuencia de los disparos ni qué los desató. “Nos faltó tomarles declaración al padre y al hijo pero no pudimos por razones obvias”, explicaron desde la fiscalía.
En ese sentido, Baby y Federico Etchecopar continúan internados con pronósticos disímiles.
La directora del Hospital Central de San Isidro, Susana Guidi Rojo, informó que el animador se encuentra “estable, afebril, de mejor ánimo y con contención psicológica”, mientras que el joven de 24 años “a pesar de que presenta una leve evolución sigue en estado crítico”, con “asistencia respiratoria mecánica” y en “coma farmacológico”.
Durante el asalto, el padre recibió tres impactos de bala, en tanto que su hijo sufrió otros cuatro, que obligaron a realizarle dos cirugías. <
Fuente: http://tiempo.infonews.com