Almirante ganaba gracias a que la lluvia traicionó a Calviño, a quien se le escapó la pelota en el 1-0. Sin embargo, a pura voluntad, el Globo igualó a 20’’ del final.
Huracán tenía el agua al cuello. Y no sólo porque la lluvia apenas cesó unos minutos durante todo el partido, sino también porque el estado del campo de juego y la pelota transpirada le jugaron una mala pasada a Lucas Calviño, a quien se le escapó la bola en el gol de Daniel Vega. Sin embargo, Almirante no lo supo cerrar en el complemento y el Globo fue. Como pudo, claro. Sin juego, pero con voluntad. Y con tanto esfuerzo que si no dejó de respirar fue por ese cabezazo del ingresado Mauro Villegas que a falta de 20 segundos para el final puso el empate. A los botes…
La Fragata se sintió más cómodo con un terreno mojado, rápido. Supo navegar sin problemas y hasta izó su propia bandera en Parque Patricios. Porque ese doble cinco (Marrone-Olmedo) que propuso Blas Giunta fue el caballito de batalla de la visita y también el karma de Huracán, que perdió el círculo central como si nada. Y ni hablar de las espaldas del solitario Leiva: una invitación para el Pipi García, quien pese a no tener demasiada compañía, se las rebuscó para alimentar a Vega.
Almirante era más. Un equipo prolijo, ordenado, con una defensa férrea que anuló a Cámpora y también a López (flojito). Encima, hizo ancha la cancha con Centurión y Cisterna por las bandas y hasta se lució a puro tiki tiki. Si de hecho, en la previa del gol de Vega toqueteó bonito en las narices del anfitrión. Y mientras tanto, ¿Huracán que hacía? Iba al frente. Eso sí, con lo que tenía al alcance de la mano y sin armas de peligro. Fue una sombra de aquel que venció 2-1 a Boca Unidos. Será porque Machín aportó poco y porque Battaglia fue intermitente. O quizá porque Apuzzo aún no pudo solucionar los huecos en la banda izquierda: el tándem Tavio-Yacuzzi hizo agua.
Lo lamentó Giunta debido a que en el complementó su equipo mereció estirar aún más la ventaja (Cisterna y Olmedo desperdiciaron situaciones clarísimas). Lo festejó Apuzzo, ya que el Globo estaba muerto y pudo respirar cuando nadie lo esperaba. Lo que sí deberá saber el técnico de Huracán es que tendrá que mejorar varios aspectos porque ayer apenas pudo empatar y con un manotazo de ahogado.
Fuente: Olé