El convoy con insumos de emergencia continúa sin tener acceso al arrasado bastión opositor de Bab Amro, foco de la sangrienta ofensiva de las fuerzas leales del régimen de Al Assad. De acuerdo a la ONU, más de 7.500 personas perdieron la vida desde el inicio de las protestas prodemocráticas.
El portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Siria, Saleh Dabakeh, declaró a la agencia Efe que no entraron en Bab Amro porque temen que haya minas plantadas por el Ejército de Al Assad y que no desean poner en peligro las vidas de los voluntarios.
La agencia de noticias oficial siria, Sana, informó hoy que las autoridades habían empezado a limpiar los restos y a reparar los daños causados por los ataques en Bab Amro y Al Inshaat, dos de los barrios más castigados por los bombardeos del régimen en Homs.
El responsable del CICR agregó que esta mañana llegó a Homs otro convoy con alimentos y medicinas al barrio rebelde, que tras los intensos bombardeos durante 3 semanas vio una retirada de los manifestantes prodemocráticos.
El pasado jueves, el CICR recibió la autorización por parte del régimen sirio para entrar en Bab Amro, donde sólo unos cententares de personas decidieron permanecer luego del mortífero asedio de las fuerzas del régimen.
Tras una operación terrestre de dos días, el régimen sirio anunció el jueves pasado haber recuperado el control total de ese distrito y «limpiado la zona de grupos armados”.
De acuerdo al último informe presentado por la ONU, más de 7.500 personas fallecieron por la represión desde el comienzo de las protestas en contra de Al Assad, en el poder desde hace más de once años, luego de suceder a su padre tras su muerte.
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