Molesto, Macri repiensa su vínculo con el Gobierno

Hablan de mala fe, de falta de respeto a lo acordado, de «chicanas y ninguneo». Convencidos de asistir al inicio de una campaña kirchnerista para esmerilar su gestión y sus aspiraciones presidenciales futuras, Mauricio Macri y el gabinete porteño comenzaron en los últimos días a repensar su vínculo con la Casa Rosada.

La conflictiva negociación por el traspaso de los subterráneos a la Ciudad, incluida la mora en el pago de las obligaciones del Gobierno a la empresa concesionaria, y el relevo de la Policía Federal en sitios neurálgicos como autopistas, hospitales y servicios públicos de la ciudad fueron gotas de grueso calibre que se sumaron y ahora amenazan con rebasar el vaso de la paciencia del jefe de gobierno porteño. «Tenemos que estar preparados. Falta buena fe en el Gobierno», le dijo Macri a un gabinete con caras largas en la reunión del miércoles pasado, en el Parque de los Niños.

Quienes lo vieron en las últimas horas aseguran que Macri tiene en su cabeza un límite bastante preciso. «No va a ser mañana, pero les daremos unos días. Si no hay respuesta en ese lapso, pagaremos los costos que sean necesarios», afirman, convencidos, en Bolívar 1. Luego de la reunión, y tal como viene ocurriendo desde hace semanas, fue la vicejefa María Eugenia Vidal quien salió a explicitar en público el espíritu de enojo que domina al poder porteño por estas horas. «Estamos a la mitad del período de 90 días para el traspaso y nos damos cuenta de que tenemos dificultades», dijo Vidal. «Se han dado decisiones unilaterales, como el retiro de la Policía Federal del subte , que no fueron consultadas», agregó la vicejefa, unas horas después que el propio Macri puso en duda que su gobierno vaya a hacerse cargo del servicio a fines de marzo, cuando finaliza el período de transición acordado con el gobierno de Cristina Kirchner.

Autocrítica

Aunque nadie lo acepta de manera explícita, cierta desilusión recorre los despachos de la Jefatura de Gobierno porteño. «Confiamos demasiado en que ellos podían cambiar. Seguimos abiertos al diálogo, pero cada vez tenemos menos esperanzas», afirmó a LA NACION un miembro del gabinete a modo de tímida autocrítica.

La política y las aspiraciones presidenciales a futuro vuelven a estar en el centro de la escena. «Nos quieren convertir en una administración dependiente de los fondos nacionales, como lo hicieron con otras provincias del país. Es su espíritu de dominio», afirmaron a LA NACION muy cerca de Macri. Y aseguran que los nuevos costos que suponen servicios cedidos por la Nación «son a cuenta de obras que no se van a poder hacer», como el entubamiento del arroyo Vega, y mejoras en educación y seguridad. La empantanadas discusiones por los sueldos docentes porteños son otro foco de conflicto en el que vislumbran la mano del Gobierno.

De todos modos, las puertas no están aún cerradas del todo. Técnicos de una y otra administración afinan detalles del traspaso de los subterráneos con el ministro de Desarrollo Urbano porteño, Daniel Chaín, y el secretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi, como interlocutores principales. «Pero si la decisión es demorar los fondos [30 millones de subsidios por mes para Metrovías], va a ser muy difícil tenerles confianza», aseguró otro ministro.

En el gobierno porteño son irónicos en relación con Schiavi, que fue jefe de campaña de Pro en 2003, cuando Macri perdió el ballottage porteño con Aníbal Ibarra. «No entendemos por qué se pone tan nervioso. Nos conoce mucho», chicanean en el gobierno porteño. Y cerca de Macri afirman que la estrategia oficialista tiene su parte positiva. «Queda claro que, para ellos, sólo están Cristina y Mauricio en el escenario. Los demás, incluido Daniel Scioli, están en un segundo plano, y así lo percibe la gente», se entusiasman.

¿Cuál será entonces la estrategia por seguir? Ni Macri ni sus ministros dan señales concluyentes. Pero aseguran que hay «varias alternativas». Y no descartan que, de verdad, el macrismo decida esta semana o la próxima no hacerse cargo del servicio de subterráneos. Sería el inicio del final de un vínculo tormentoso que nunca terminó de correr por vías normales.
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Fuente: La Nación