La mujer brindó su testimonio en el juicio por la desaparición de su hija. Dio detalle de lo ocurrido la mañana del 3 de abril de 2002, la última vez que se vio a Marita Verón, y durante los días anteriores. «Nunca se nos pasó por la cabeza que la habían secuestrado», dijo.
Susana Trimarco dijo, en la primera parte de su declaración ante el tribunal, que «durante la mañana del 3 de abril de 2002 (día de la desaparición de su hija, Marita Verón) sentí algo feo, un presentimiento, una desesperación. Una cosa en mi corazón».
La mujer explicó a los jueces que la joven salió de su casa para ir a la maternidad a realizarse unos estudios «a las escondidas para que no la vea Micaela (su hija)». Además, señaló que vestía un jean y una remera turquesa.
Trimarco contó detalles de lo ocurrido días anteriores y durante las primeras horas del 3 de abril, antes de que la joven desapareciera. En su relato destacó: «Cuando se fue Marita empezó mi calvario».
Luego remarcó que cuando notaron que no volvía, el padre y ella salieron a buscarla, primero en la maternidad, luego recorrieron los diferentes caminos entre el centro sanitario y su casa, y finalmente fueron a todos los hospitales pensando que había sufrido algún accidente.
«Nunca se nos pasó por la cabeza que la habían secuestrado a Marita», sostuvo Trimarco. «Mi hija no puede desparecer de la faz de tierra», agregó.
«Mi objetivo era que aparezca mi hija y punto. Y hasta el día de hoy. Que aparezca Marita con vida», afirmó.
infobae.com