Floresta: prendió fuego a un matrimonio por disputa entre vecinos

Un hombre de 75 años roció con nafta y prendió fuego a un matrimonio, quienes recibieron graves quemaduras, tras una discusión entre vecinos ocurrida en el barrio porteño de Floresta.

El incidente ocurrió en un edificio situado en Felipe Vallese al 3810 y las víctimas resultaron ser un hombre de nacionalidad española llamado Antonio Leison y su esposa argentina María Angélica Spaderi, ambos de 65 años.

Según indicaron voceros policiales, los testimonios recogidos indican que el hecho se produjo en el marco de una discusión entre vecinos por las reformas que se realizaban en uno de los departamentos.

El domingo por la noche, uno de los contendientes, llamado Ramón, esperó que la pareja estacionara el auto para rociarlos con un bidón de nafta y prenderlos fuego.

Mercedes, una vecina que presenció la escena, indicó, en declaraciones al diaro Crónica: «fue una escena de película, estaban parados, incendiándose, y a los gritos pedían ayuda. Enseguida empezó a salir gente para socorrerlos. Les tiraron frazadas encima, agua, de todo. Pero la nafta los devoraba».

Leison y Spaderi quedaron tendidos en la vereda, luego de que acudieran los bomberos a socorrerlos y fueron trasladados al Hospital Alemán.

La mujer, que recibió quemaduras en el 60 por ciento del cuerpo, era la que peor estaba.

El autor de la agresión fue detenido por policías de la comisaría 43.

La disputa se habría originado porque los Leison habían construido un balcón que daba a un patio de Ramón, un hombre que vive solo en el departamento de planta baja, quien se quejaba de que le tiraban basura y le ensuciaban el lugar.

Las discusiones ya se habían transformado en violencia un mes atrás cuando Ramón inquirió a sus vecinos blandiendo una pistola y en ese momento, la intervención policial había logrado moderar los ánimos.

Según el matutino, la disputa por el balcón había llegado a la Justicia, pero nunca se arribó a una solución.

La mayoría de los vecinos que habló con la prensa tenía buen concepto del agresor, un hombre que no tenía hijos y enviudó unos 15 años atrás, el cual había dejado de ser taxista para dedicarse a distintas «changas».

El Moncho -el apodo que recibe el vecino- nunca se metió con nadie. Creo que le hicieron subir la bronca hasta unos límites inaguantables porque jamás reaccionó de esa manera con ninguna persona», sostuvo Marta, una de las vecinas que realizó comentarios sobre el hecho.

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