En las distintas bocas de expendio de la Ciudad y el conurbano, un grupo de personas se ofrece a tramitar la tarjeta a cambio de 10 pesos. La demora para conseguir el plástico puede ir de las tres hasta las ocho horas.
La desesperación de unos, la viveza y el oportunismo de otros. Mientras miles de usuarios intentan conseguir el SUBE antes del 10 de febrero y así evitar el aumento en la tarifa de trenes y colectivos, se conoció que un grupo de personas ofrece hacer la fila y tramitar la tarjeta a cambio de 10 pesos.
“Estaba esperando desde las 7 en la fila y varias veces pasó una persona ofreciendo sacarnos la tarjeta sin nosotros hacer la cola”, comentó María, una vecina de Villa Elisa, en diálogo con el sitio web Laplataya.com.
Esta misma situación se estaría repitiendo en las distintas bocas de expendio de Capital y el conurbano.
Ante la gigantesca demanda, los shoppings se sumaron ayer a los centros habilitados para entregar la tarjeta.
En el Alto Palermo la cola promedio duraba tres horas. La fila comenzaba en la entrada por la avenida Santa Fe y descendía por una escalera gris hacia una oficina. Los ánimos llegaron a caldearse tanto que debieron llamar a varios policías para calmar una pelea que tuvo como víctima a la supervisora de la entrega de las preciadas tarjetas.
Por otro lado, en el Abasto shopping, unas 300 personas que llegaron por la mañana lograron entonces completar el formulario con sus datos personales, pero se enteraron de que debían volver después de las cuatro de la tarde para retirar el plástico. Menos de cien usuarios cumplieron la indicación y se apostaron frente al stand del Ministerio del Interior. En silencio esperaban que los coordinadores vociferaran sus nombres.
En el hall de Constitución, la fila de 600 usuarios se desplegaba como una hoz a través del amplísimo hall de Constitución, formando la cola más extensa de esta semana. La había diseñado un grupo de policías. Con cinco computadoras, los empleados lograron repartir 3 mil SUBE. En la terminal de Once, uno de los andenes era ocupado íntegramente por los resignados usuarios: algunos llegaron a esperar hasta… ¡ocho horas!
Fuente: La Razón