La discusión de salarios

Por Luis Tarullo

Tras la operación de la presidenta de la Nación y los buenos resultados para su salud conocidos luego de esa intervención, los sectores en pugna en el mundo laboral se sienten nuevamente con plena libertad para seguir dando rienda suelta a sus disputas.

En rigor, las formas de la moderación duraron apenas un suspiro en el inicio de ese proceso, ya que, contradiciendo al célebre tango, prácticamente en ningún momento dejaron dormir al músculo ni descansar a la ambición en su misión de tratar de dominar al otro.

Así pues, a través de distintas formas y mensajes, el gobierno y los gremialistas díscolos siguen mostrando sus cartas y no despejan la posibilidad de una escalada que podría transformarse en conflicto.

En principio se estableció un triángulo con vistas a un posible accionar conjunto entre la CGT de Hugo Moyano, la CTA de Pablo Micheli y la agrupación piquetera Barrios de Pie, quienes mostraron su intención de salir a dar batalla si la administración cristinista no satisface sus demandas.

Y en las últimas horas volvieron a arreciar muestras explícitas e implícitas de que cada uno, respondiendo a sus intereses, parece no ceder en sus posiciones. Más aún, hubo quienes intensificaron las presiones.

Tal el caso de Luis Barrionuevo, jefe de los trabajadores gastronómicos y de la CGT Azul y Blanca, quien conminó a Moyano a salir a dar pelea o, caso contrario, abandonar el sillón mayor de la central gremial oficial.

De tal manera, amaga con disiparse el acercamiento que se había dado entre ambos tras el duro discurso en el que el líder camionero fustigó al gobierno de
Cristina Fernández. La sensación cobra cuerpo cuando se leen las réplicas de dirigentes del moyanismo a Barrionuevo.

Por estos días Moyano estuvo fuera del escenario, aunque sus operadores se mantuvieron alertas y continuaron analizando situaciones y afinando el lápiz para diseñar futuras estrategias.

En tanto, el gobierno está apurando planes para aislar a Moyano, luego de levantar el pie del acelerador en el desembozado embate inicial con el cual pretendió echarlo anticipadamente de la CGT.

Si bien de ninguna forma ha renunciado a ese objetivo, la administración ha evaluado que hay otras jugadas que le pueden reportar beneficios que excedan la sola ida de Moyano de la institución madre de los trabajadores.

Es así como trascendió que se estaría buscando «juntar las cabezas» de los líderes de los gremios de servicios públicos para imponerles una pauta de aumento salarial en derredor del 18 por ciento para 2012.

La acción estaría acompañada en paralelo por un monitoreo tarifario de las compañías que prestan esos servicios. Entonces por un lado contendría precios y salarios y por el otro separaría a ese grupo de sindicatos del lote de las organizaciones que pretenden arrancar las discusiones por aumento en los sueldos en base a por lo menos un 25 por ciento.

Asimismo, de concretarse ese objetivo, la quitaría a Moyano el privilegio de establecer la pauta salarial, aunque en rigor ya en el último ciclo no pudo concretar su pretensión como en años anteriores, pues muchos gremios firmaron por encima de lo que el camionero anunció públicamente. Aunque hay que aclarar que en esa ocasión el «fracaso» fue compartido, ya que el gobierno participó de esa intentona e incluso se facilitaron los despachos oficiales para el anuncio moyanista.

Asimismo, trascendió que habría empresarios que podrían no admitir más que un 15 por ciento de mejora para el nuevo período, sobre todo después de conocerse el índice oficial de la inflación, que como es sabido no coincide con el de las góndolas, como lo ha definido Moyano.

No obstante, es probable que esta pretensión quede archivada, ya que el año pasado también hubo alusiones explícitas de representantes del sector empleador para que la mejora anual estuviera situada en ese número y finalmente hubo acuerdos que hasta duplicaron ese guarismo.

Igualmente, habrá que seguir con lupa las negociaciones y lo que se firme en las diversas actividades pues, como ha ocurrido históricamente, por efecto de la aplicación de adicionales y otros ítems que conforman muchos salarios el aumento puede significar algunos puntos más de lo eventualmente anunciado.

También habrá que poner atención en lo que disponga el gobierno en materia de salario mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, pues una actualización de ese haber podría traducirse en una mejora inmediata en un importante segmento de sueldos, lo que podría a la vez ser utilizado como argumento patronal a la hora de la negociación.

La cuestión de la salud presidencial había dado pie para la utilización de la palabra «paréntesis», pero en vista de lo que viene ocurriendo en más de un ámbito, y especialmente en el laboral, vale preguntarse ¿qué paréntesis?

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/opinion/