Los Patrones

Los hermanos Patronelli ganaron por tercera vez al hilo en la categoría. Esta vez el festejo fue para Alejandro, el mayor, quien retuvo el título. Marcos, vencedor en la edición del 2010, fue el escolta de lujo.

Los Patronelli lo hicieron de nuevo. Por tercer año consecutivo, su apellido vuelve a sonar en lo más alto del podio de los cuatriciclos en el Dakar. Alejandro revalidó su título y Marcos (ganador de la edición 2010) lo acompañó como escolta. Fiesta y emoción al bajar de la rampa. Se abrazan, saludan al público y toman un colectivo para ir al parque de asistencia. “Bien cabeza, ya estamos, ya estamos”, le dice Marcos a su hermano mayor. Y Olé es testigo de su paseo triunfal por Lima, Perú.

-¿Habían imaginado este día acá en Lima? – Alejandro: Lo escuchaste a él recién, ¿no? -No, ¿qué dijo? – A: Repetí lo que me dijiste recién…

– Marcos: Llegamos, estamos sanos y salvo, Ale ganó y no lo podemos creer. Felicidad pura.

-¿En serio no lo pueden creer, no vislumbraban la victoria? – A: No lo podemos creer porque hay que pasar por todas las que pasamos. Si pensáramos que vamos a ganar sería una boludez. Pensamos en llegar.

– M: Sí, es duro un Dakar. Muchos piensan que especulamos, que venimos paseando y no es así. Salimos con una mano adelante y la otra atrás porque en el Dakar no sabés lo que te espera. Por eso le agradecimos a Dios.

-¿Son creyentes? – A: Sí, les pedimos constantemente a Dios y a la Difunta Correa que nos acompañaran en el rally. El año pasado, en San Juan, cuando estuve en el santuario de la Difunta, le pedí que nos permitiera llegar a la meta y me lo devolvió de esta manera, así que ahora tendré que ir para agradecerle.

– M: Somos católicos y creemos en Dios, y yo puedo asegurar que está, te ayuda, y en esta carrera todos los días nos levantábamos y le pedíamos que nos acompañara, porque es una carrera de mucho riesgo y nos sentíamos protegidos.

-¿Este Dakar lo hicieron más tranquilos? – M: Dependía del momento de la competencia. En las últimas etapas veníamos tranquilos para no cometer equivocaciones, pero cuando me iban ganando (Tomás Maffei marchaba segundo a mitad de la carrera) tuve que acelerar.

– A: Sí, acá tenés que hacer todo al revés. Marcar el ritmo al comienzo, hacer una diferencia y después regular y tratar de no cometer errores.

-¿Qué los motiva a pensar en el próximo Dakar? – A: Por ahora nada, todavía tenemos que disfrutar éste. A mitad de año es cuando hace el click para pensar en qué vamos a hacer en el Dakar siguiente.

– M: A mi me incentiva que en este Dakar nos salió todo tan bien, que quiero correr otra vez. El año pasado había salido todo tan mal ( NdeR: abandonó en la tercera etapa por fuertes dolores en el tobillo que se había fracturado un mes y medio antes) y hasta dudé en correrlo.

-¿Se facilitaron las cosas con las exclusiones de Machacek, Laskawiec, Sonik, Lacomte y Albinowski por la cilindrada del motor? – A: No, para nada, porque corrieron. Yo los hubiera dejado participar en nuestra categoría y se terminaba ahí. Fue una lástima que ellos no hayan venido con los motores chicos para que estuviéramos parejos, porque a la larga es parejo igual. Esto es una carrera de regularidad, no de velocidad.

-¿Cómo es eso que les da lo mismo si gana uno o el otro, no son egoístas? – A: Ja, ja, nooo. Somos un equipo y no vamos a ir a fondo matándonos para ganarle al otro porque no tiene gracia.

– M: Obviamente que yo le quiero ganar a él y él a mí, pero las circunstancias se dan y a alguien le tiene que tocar.

– A: Aparte cada uno sabe que el otro puede ganar, entonces el resultado final dependerá de un error o de un problema. Es cara o seca. Sabemos que tenemos que llegar los dos, todo lo demás lo define la carrera.

-¿Se la creen? – A: No, para nada, hoy estás acá arriba y mañana allá abajo, sin que nadie te reconozca. Por eso hay que disfrutar el momento.

– M: Soy el mismo de siempre, y lo bueno es que la gente que me conoce lo dice. Somos los mismos que trabajamos todo el año en la fábrica de la familia y nos tomamos 15 días de vacaciones corriendo el Dakar. Y nos va bien.

Fuente: Olé