A la docente la mataron de dos tiros y se sospecha que fue por encargo

Aunque todavía no está imputado de nada, hacia el marido apuntan todas las sospechas. El viudo volvió a negar una relación extramatrimonial, pero hay una filmación que lo complica

La docente Silvia Prigent (50), hallada asesinada en Tigre tras permanecer 10 días desaparecida, recibió dos tiros en el lateral izquierdo de la cabeza efectuados con un revólver calibre 38, y los investigadores creen que en el hecho pudieron haber participado tres personas.
En concreto, se sospecha que pudo ser víctima de un crimen por encargo y, aunque su marido, Daniel Sfeir, no está imputado, se analizan las cinco declaraciones testimoniales que brindó ante la Justicia y sus presuntos vínculos extramatrimoniales, dijeron voceros del caso.
El hombre admitió ayer que la mujer con la que le atribuyen un amorío vive a “unas 20 cuadras” del campo en el que el domingo se encontró el cadáver, aunque negó que fueran amantes al aclarar que lo suyo con la dama en cuestión es una “relación laboral” por una “actividad de reciclado”. Volvió a rechazar cualquier vinculación con el homicidio de su esposa y reconoció que arrojaba “restos de poda” con su empresa de recolección de residuos “a menos de 20 cuadras” del lugar en el que se descubrió el cuerpo. Evitó responder si lo hacía de manera clandestina, al tiempo que aseguró que “también efectuaba descargas la Municipalidad de Escobar”.
Allegados a la pesquisa revelaron que una cámara de seguridad de una estación de servicio
de Tigre registró que Sfeir y la mujer con la que le atribuyen un amorío mantuvieron un encuentro en ese lugar en la tarde del día en el que la docente fue vista con vida por última vez – el 29 de diciembre- y precisaron que ella trabaja en una verdulería situada frente a predio en el que Sfeir guarda los camiones de su compañía, “Transportes Daniel”. Mientras, avanzan los trabajos periciales. A 10 metros del lugar donde fue encontrado el cadáver se hallaron algunos elementos quemados en un pequeño pozo, que ahora son analizados para establecer si se trata de evidencias que el o los asesinos hicieron desaparecer. Ayer se rastrilló el predio en busca del revólver calibre 38 con el que le descerrajaron dos tiros a Prigent: uno a la altura del lóbulo de la oreja izquierda y otro a la altura de la patilla, del mismo lado. Ambos plomos quedaron dentro del cráneo y se recuperaron durante la autopsia. Por el avanzado estado de descomposición del cuerpo no se pudo determinar si la víctima fue golpeada antes de que la ultimaran.
El cadáver fue hallado boca arriba y con un brazo extendido hacia un costado, con la mismas ropas que el hijo de Prigent -de 14 años- dijo que llevaba el día que desapareció: un pantalón, una remera, zapatillas y un suéter. Al costado se encontró una bolsa con sus pertenencias. Lo que todavía no está claro es si la mataron en ese lugar o si allí tiraron el cadáver. La visibilidad es casi nula: los tres postes de luz que iluminaban esa zona del descampado estaban rotos.

Los 18 mil pesos que nadie encuentra

Los investigadores analizan a dónde fueron a parar 18 mil pesos que faltan de la casa de Prigent y Sfeir, ya que una de las hipótesis es que alguien pagó para que se ejecutara el crimen. Uno de los hermanos de la docente, Daniel Prigent, apuntó al viudo al manifestar que “algo debe saber que no dice” y reclamó que sea detenido: “No tenemos dudas de que él, junto a su amante, pudieron haber contratado a tres o cuatro malandrines para que asesinaran a mi hermana”.
Por ahora sólo está preso Juan Carlos González, el empleado de una casa de compra y venta de celulares a quien se le encontró la carcaza del teléfono móvil de la víctima.
Por eso está acusado de “encubrimiento agravado” y la fiscalía rechazó el pedido de excarcelación de la defensa.

Los enemigos del viudo, según la defensa

El abogado de Daniel Sfeir, Marcelo Adámoli, sugirió que se investigue a los posibles enemigos de su defendido en el ámbito de su actividad laboral: la recolección de basura en barrios cerrados. El letrado también indicó que su cliente se presentó ayer ante la Justicia y pidió ser aceptado como “particular damnificado” en la causa.
“Yo desestimo, por el perfil de Silvia Prigent, que se trate de una cuestión de índole pasional. Ella era una excelente esposa, mejor madre, una acreditada docente”, dijo Adámoli, asegurando
que hay que “poner mucho énfasis en la cuestión de la actividad puntual de él
(por Sfeir)”.
También aclaró que su cliente sufrió amenazas, pero que nunca las denunció.

Fuente: Diario Hoy