Acompañada por sus hijos Máximo y Florencia, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ingresó al Hospital Austral en Buenos Aires antes de las 8:30 de la mañana. La operación para extirparle un tumor cancerígeno en la glándula tiroides, que le fue encontrado el pasado 22 de diciembre, estuvo a cargo del doctor Pedro Saco y duró tres horas. Afuera del centro médico, numerosos militantes realizaron una vigilia en apoyo a Fernández.
Según el parte médico, dado a conocer poco después del mediodía, la operación fue un éxito. Diferente es el pronóstico para el vicepresidente, Amado Boudou, quien estará a cargo del Ejecutivo hasta el 24 de enero, cuando la presidenta retome sus funciones luego de la incapacidad médica. Boudou, quien ganó gran popularidad por su perfil rockero, es visto por varios sectores políticos del país como demasiado inexperto para ser presidente.
Es un hecho inédito en la historia reciente de Argentina que un vicepresidente ocupe durante tres semanas la jefatura del Estado por enfermedad del presidente. En la memoria de los argentinos sólo está 1913, cuando el entonces mandatario, Roque Sáenz Peña, pidió licencia por enfermedad y fue reemplazado por el vicepresidente Victorino de la Plaza, quien gobernó finalmente hasta 1916 por la muerte del jefe de Estado en 1914.
“Boudou viene de otra vertiente política, de otra formación ideológica, y su ejercicio durante estos días va estar siendo escrutado por miles de ojos del kirchnerismo”, facción del peronismo liderada por la mandataria, esposa y sucesora del fallecido Néstor Kirchner, señaló a EFE el director de la consultora Polilat, Jorge Arias. El vicepresidente, agregó el analista, “mantendrá los lineamientos del Gobierno y consultará sus decisiones con Fernández o su entorno más cercano, aunque habrá que ver si su accionar recibe la aprobación de los más férreos oficialistas”.
En su agenda para los próximos 20 días hay temas álgidos que Fernández dejó inconclusos: la retirada de subsidios a servicios básicos, que afecta a unos 270.000 usuarios; el distanciamiento entre el Gobierno y el poderoso líder de la Central General de Trabajadores, Hugo Moyano, y los conflictos que afectan a varias provincias gobernadas por el oficialismo. “No le va a resultar fácil pasar por el filtro de los fundamentalistas del kirchnerismo”, concluyó Arias.
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