Los rescatados hicieron una ceremonia religiosa en la mina. Pero al lugar llegaron compañeros que pidieron indemnización. La misa para los 33 mineros rescatados en Copiapó se transformó ayer en una protesta contra el presidente chileno Sebastián Piñera. Familiares de los 300 mineros restantes, que trabajaban en la minera San José, protestaron en la puerta del Campamento Esperanza, donde se realizó la ceremonia religiosa, porque se quedaron sin trabajo y porque la indemnización que le darán es en cuotas: la primera en diciembre y las otras el año que viene.
“El gobierno se burla de nosotros. Somos 300 familias con cabros chicos que nos quedamos sin fuente de ingreso. A mi marido y al resto les quieren pagar en cuotas y hasta que les den el finiquito (indemnización) ninguna empresa puede contratarlos”, explicó Marta, la esposa de Enrique Quiroga, uno de los mineros.
La mayoría de los 33 héroes de Atacama se solidarizaron con sus compañeros. Uno de ellos fue Alex Vega, quien pido que se “solucione” la situación de las 300 familias. También lo hizo Omar Reygadas, que también apoyó a sus compañeros que pedían indemnización en el campamento donde se realizó la misa.
La misa tuvo lugar en un carpa blanca dentro del Campamento Esperanza, a las diez de la mañana. Pero al rato de haber comenzado, llegaron parte de los trabajadores de la mina que querían participar con los 33 en la misa. Pero un cordón de carabineros se lo impidió.
Los trabajadores se quedaron sin trabajo por el derrumbe del 5 de agosto -quienes ayudaron a rescatar a sus compañeros atrapados-, y ayer llevaron a la misa carteles con sus reclamos. “70 días sin plata y trabajo. Finiquito ya. No nos roben”. Otro decía “Piñera para el Show”. Una mujer sostenía uno que se preguntaba: “Y nosotros, ¿quiénes nos saca del hoyo?”.
Además, a la una de la tarde, un teniente de carabineros sacó a golpes a un periodista chileno. Sergio Oyarce, del diario regional Chañarcillo, dijo: “Sacaba las mismas imágenes que la prensa internacional. Pero con nosotros es distinto. Así nos tratan”.
Fuente: la razón