BUENOS AIRES — David Trezeguet jugó en Platense, en la Juventus, donde salió elegido el mejor jugador de Italia; salió campeón del mundo con la selección de Francia, no caben dudas: es un crack.
River es un equipo con historia, que atraviesa un presente lamentable, juega en la segunda división y pese a su garra no consigue armar un equipo competitivo, no caben dudas para esta pregunta: ¿David es el jugador ideal para este equipo o… a la inversa? No sé qué resultado positivo se puede esperar de esta nueva unión.
Muchas veces, en el mundo ultracompetitivo del fútbol, se cree que contratando jugadores de renombre internacional (jóvenes a punto de jubilarse, como diría un hincha amigo) puede salvarse el mal desempeño de todo un equipo. Un graso error.
En el fútbol argentino son todo un tema los refuerzos. En algunos casos, son tan necesarios. Pensemos un instante: por lo general se contratan jugadores de vuelta en puestos claves, jugadores de área, mediocampistas de contención y creación o el puesto más importante de la defensa.
Es sabido que la experiencia poco tiene que hacer ante la irreverencia y la fuerza d ela juventud, más en un deporte de tanto roce como el fútbol. Por lo general, estos jugadores vienen, se sacan fotos con los hinchas y se retiran, poco y nada dejan de su talento exhibido en otros mundos y en otras épocas.
Una contratación de esta especie, es como una gran puesta mediática, donde se trata de convencer a los hinchas y a la prensa que, haciendo ruido con un famoso, se van a solucionar los graves aspectos futbolísticos.
Y no es así…
En estos tiempos de globalización está más que claro que ningún equipo necesita un superdotado, una megaestrella o un crack. El ejemplo, mas claro lo demostró hace «un rato» el Barcelona, un equipo que aplastó al campeón de América como si fuese un equipo de Bahía Blanca. Estoy hablando del Santos, histórico club de Brasil. 4 a 0 para el Barsa.
Excelente ejemplo acabo de brindar. Los cracks, no hacen buenos equipos. Los grandes planteles se hacen con hombres sin egoísmo, dispuestos a dejar la vida en cada pelota. Los superdotados, brindan precisión, iluminación y fantasía en momentos claves, pero jamás hacen un equipo.
¿Qué ganará River con Trezeguet? ¿Acaso no tiene ya jugadores de área excelentes (Funes Mori, Cavenaghi, Domínguez)?
Desde mi agudo punto de vista, Trezeguet chocará con un fútbol desconocido para una estrella de Europa, con muchísima fricción, jugadores a cara de perro y con un prepotencia de trabajo que una super estrella desconoce en absoluto.
Ese es el gran problema de River, fracasa en su demagógica política, en su burocracia espantosa y sigue creyendo que, con nosotros, más allá de su idiosincrasia puede ganar partidos. Craso error.
¡Oh River, vieja gloria! River está más cerca de Bukowski que de Alan Pauls, eso es seguro. Contratá jugadores jóvens con hambre, que brinden un futuro y no caballeros del fútbol. River, consigue un buldog para tu mediocampo, algo parecido a Medel. Contrata un nueve como un tanque de tres metros, para adquirir respeto en las áreas contrarias. Busca un joven rápido como un avión para la defensa. Mirá en vos mismo, en el fondo de tus divisiones inferiores, en el interior del país, en el gran Buenos Aires, de seguro hay jugadores mucho más interesantes que un tal Trezeguet que ya está de vuelta de todo.
Insólitamente, a decadencia es el punto de máximo esplendor para un jugador de 35 años, en este mundo horrendo y ultracompetitivo.
Graso error.
Fuente: ESPN