Se presentó hoy en la oficina de prensa de la Santa Sede el Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2012, que se celebra el próximo 1 de enero, solemnidad de Santa María Madre de Dios.
El Papa invita a abrir el nuevo año con actitud de “confianza, aunque en el año que termina aumentó el sentimiento de frustración por una crisis cuyas raíces son sobre todo culturales y antropológicas. Parece como si un manto de oscuridad hubiera descendido sobre nuestro tiempo y no dejara ver con claridad la luz del día”.
Invitando a levantar los ojos a Dios, Benedicto XVI escribe: “Queridos jóvenes, ustedes son un don precioso para la sociedad. No se dejen vencer por el desánimo ante las dificultades y no se entreguen a las falsas soluciones, que con frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas”.
“No tengan miedo –dice el Papa en su mensaje- de comprometerse, de hacer frente al esfuerzo y al sacrificio, de elegir los caminos que requieren fidelidad y constancia, humildad y dedicación. Vivan con confianza su juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentan”.
El Santo Padre invita a la juventud a vivir con intensidad esta etapa de su vida tan rica y llena de entusiasmo, conscientes de que son un ejemplo y estímulo para los adultos, y que lo serán cuanto más se esfuercen por superar las injusticias y la corrupción, cuanto más deseen un futuro mejor y se comprometan en construirlo.
“Sean conscientes de sus capacidades y nunca se encierren en ustedes mismos, sepan trabajar por un futuro más luminoso para todos”, dice Benedicto XVI y añade: “Nunca están solos. La Iglesia confía en ustedes, los sigue, los anima y desea ofrecerles lo que tiene de más valor: la posibilidad de levantar los ojos hacia Dios, de encontrar a Jesucristo, Aquel que es la justicia y la paz”.
La paz es una meta a la que todos debemos aspirar
“A todos los hombres y mujeres preocupados por la causa de la paz”, el Papa les señala que “la paz no es un bien ya logrado, sino una meta a la que todos debemos aspirar”.
“Miremos con mayor esperanza al futuro, animémonos mutuamente en nuestro camino, trabajemos para dar a nuestro mundo un rostro más humano y fraterno y sintámonos unidos en la responsabilidad respecto a las jóvenes generaciones de hoy y del mañana, particularmente en educarlas a ser pacíficas y artífices de paz”, expresa el Pontífice, y añade que consciente de todo ello, envía estas reflexiones y dirige un llamamiento: “Unamos nuestras fuerzas espirituales, morales y materiales para “educar a los jóvenes en la justicia y la paz”.
El Papa convoca a todos los sectores a trabajar por la paz
El Mensaje lleva la fecha del 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, de 2011. Benedicto XVI se dirige en especial a los jóvenes, teniendo en cuenta el aporte que pueden y deben ofrecer a la sociedad y con la convicción de que ellos, con su entusiasmo y su impulso hacia los ideales, pueden ofrecer al mundo una nueva esperanza.
“La Iglesia –reitera el Papa- mira a los jóvenes con esperanza, confía en ellos y los anima a buscar la verdad y a defender el bien común”.
Dirigiéndose a los responsables de la educación, el Mensaje pontificio recuerda que hoy son más necesarios que nunca los testigos auténticos, y no simples dispensadores de reglas o informaciones; testigos que sepan ver más lejos que los demás, porque su vida abarca espacios más amplios.
Exhortando a los padres a que no se desanimen ante las dificultades en el mundo actual en que la familia y la vida misma están amenazadas constantemente, entre condiciones de trabajo difíciles, preocupaciones para el futuro y ritmos de vida frenéticos.
Benedicto XVI se dirige también a los responsables de las instituciones dedicadas a la educación: que vigilen con gran sentido de responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la dignidad de cada persona.
Que se preocupen de que cada joven pueda descubrir su propia vocación, acompañándolo mientras hace fructificar los dones que el Señor les concedió. Que aseguren a las familias que sus hijos puedan tener un camino formativo que no contraste con su conciencia y principios religiosos.
A los responsables políticos, Benedicto XVI les pide que ayuden concretamente a las familias e instituciones educativas a ejercer su derecho y deber de educar. Nunca debe faltar una ayuda adecuada a la maternidad y a la paternidad. Que se esfuercen para que a nadie se le niegue el derecho a la instrucción y las familias puedan elegir libremente las estructuras educativas que consideren más idóneas para el bien de sus hijos. Que trabajen para favorecer el reagrupamiento de las familias divididas por la necesidad de encontrar medios de subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes una imagen límpida de la política, como verdadero servicio al bien de todos.
El Santo Padre dirige también un llamamiento al mundo de los medios, para que den su aporte educativo y destaca más adelante que “también los jóvenes deben tener el valor de vivir, ante todo ellos mismos lo que piden a quienes están en su entorno” y que les corresponde una gran responsabilidad.
“El rostro humano de una sociedad depende mucho de la contribución de la educación a mantener viva la cuestión fundamental que hay que plantearse sobre el hombre, que es un ser que alberga en su corazón una sed de infinito, una sed de verdad – no parcial, sino capaz de explicar el sentido de la vida – porque ha sido creado a imagen y semejanza de Dios”.
“Así pues, -insiste el Papa- reconocer con gratitud la vida como un don inestimable lleva a descubrir la propia dignidad profunda y la inviolabilidad de toda persona. Sólo en la relación con Dios comprende también el hombre el significado de la propia libertad”.
Como gran obstáculo a ese buen educar en libertad, el Santo Padre señala que “es la masiva presencia, en nuestra sociedad y cultura, del relativismo que, al no reconocer nada como definitivo, deja como última medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la apariencia de la libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del otro, dejando a cada uno encerrado dentro de su propio ‘yo’”, .
Benedicto XVI expresa en su Mensaje que “el uso recto de la libertad es, pues, central en la promoción de la justicia y la paz”, y como ciertas corrientes de la cultura moderna marcadas por intereses utilitaristas “sustrajeron al concepto de justicia sus raíces transcendentes, separándolo de la caridad y la solidaridad”. El Santo Padre reitera que se deben promover relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión.
La paz para todos nace de la justicia de cada uno y ninguno puede eludir este compromiso esencial de promover la justicia, según las propias competencias y responsabilidades. El Papa invita “de modo particular a los jóvenes, que mantienen siempre viva la tensión hacia los ideales, a tener la paciencia y constancia de buscar la justicia y la paz, de cultivar el gusto por lo que es justo y verdadero, aun cuando esto pueda comportar sacrificio e ir contracorriente”.+
Fuente: AICA