Finalmente, triunfó la posición de Alemania y Francia. Los países que firmaron el nuevo pacto fiscal deberán tener un déficit público de menos del 3% del PBI y un techo máximo de endeudamiento del 60%. Sanciones para quienes no cumplan estos lineamientos. La gran ganadora fue Angela Merkel y el gran derrotado el premier británico David Cameron
Los representantes de los países que integran la Unión Europea celebraron una cumbre en Bruselas y aprobaron un nuevo acuerdo fiscal. AFP
BRUSELAS.- Ayer comenzó a nacer una nueva Europa. Alemania asumió en Bruselas, flanqueada por Francia, el decisivo liderazgo de 26 de los 27 países de la Unión Europea, que adhirieron a un pacto intergubernamental de integración fiscal. Por ese tratado, se impondrá el control de la UE sobre los presupuestos nacionales; se armonizarán las políticas económicas, y se reducirá el parámetro del déficit estructural al 0,5%.
El acuerdo fiscal establece sanciones automáticas, a través de un futuro tribunal europeo, para los socios que no cumplan. Gran Bretaña se negó a suscribir el pacto y eligió el «espléndido aislamiento», como en sus grandes épocas imperiales.
La gran triunfadora de la cumbre, que se presentaba con contornos dramáticos y pesimistas, fue la primera ministra alemana Angela Merkel, que logró imponer los criterios germanos de control de los balances y los déficits fiscales a los demás miembros. Fueron 23 los países favorables al nuevo pacto: los 17 de la Eurozona, que tiene al euro como moneda única, más seis de los otros diez socios de la Unión Europea (UE) que están fuera del euro.
Gran Bretaña pronunció un sonoro «no» para defender la soberanía absoluta en estas materias e impedir que la UE se inmiscuya en las normas que regulan las finanzas en la «City» londinense, la mayor plaza financiera del mundo.
Cambio de postura
Antes del acuerdo, el primer ministro británico, David Cameron, había perdido el único apoyo que tenía en su estrategia fallida de vetar el nuevo pacto de la Eurozona: Hungría decidió sumarse al grupo de cabeza y lo dejó solo junto a los euroescépticos.
La primera en expresar su satisfacción fue Merkel, artífice del acuerdo junto a su «delfín» en el eje franco-alemán, el presidente francés, Nicolas Sarkozy: «es un buen acuerdo, hemos recuperado credibilidad. De esta manera hemos creado una nueva base de confianza» en la Eurozona, comentó.
«El acuerdo se acerca bastante a un buen pacto fiscal. Tiene que ser desarrollado y después implementado. Es un resultado muy bueno para la Eurozona. Será una base para mucha más disciplina de los Estados miembros de la Eurozona y ayudará en la situación actual» de crisis, comentó el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Merkel ganaba así la pulseada que había mantenido con Cameron durante horas de ardua negociación, en las cuales el líder «tory» reclamaba una excepción a ese acuerdo fiscal. «No podemos hacer compromisos irresponsables», subrayó la líder democristiana alemana.
A pesar de que en un primer momento Hungría se alineó con Cameron, Budapest decidió dar marcha atrás y anunció que someterá el nuevo acuerdo al Parlamento.
17 más seis
Los 17 socios de la eurozona más otros seis países -Dinamarca, Lituania, Letonia, Bulgaria, Polonia y Rumania- se sumaron al acuerdo para endurecer las normas de control presupuestario, con poderes fiscalizadores para la Comisión Europea sobre los presupuestos nacionales, sanciones automáticas a los socios infractores y la posibilidad de denunciarlos ante la justicia europea.
Hungría lo someterá a votación parlamentaria, como Suecia y República Checa, pero no lo vetará como anunció en un principio. Ahora, hasta marzo de 2012 como tarde, se inicia un proceso de redacción, firma y aprobación parlamentaria del nuevo tratado intergubernamental, una fórmula más rápida, de emergencia, que evita tener que reformar a fondo los Tratados de la UE, lo cual dilataría al menos un año la solución de la crisis.
«Los británicos siempre han estado fuera del euro (con una cláusula opt out, desde el Tratado de Maastricht, en 1992), así que es algo conocido por nosotros», agregó Merkel.
«Lamentablemente, no fue posible lograr la unanimidad», comentó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
«Somos fuertes»
«Son 26 frente a uno. Por lo tanto somos una unión y somos fuertes», aseguró el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek. Tanto Merkel, como el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, como el presidente de la Eurocámara, se mostraron confiados en que el acuerdo acabará transformándose en directiva o en reglamento comunitario, de cumplimiento general.
Berlín y París lograban así el respaldo casi total a sus principios de rigor mediante un tratado intergubernamental, que deja grabado a fuego dos objetivos irrenunciables incluidos en el antiguo Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), que casi nadie respetó: un déficit público de menos de un 3% del Producto Bruto Interno (PBI) y un techo máximo de deuda pública del 60%.
Además, los 27 socios del bloque, a excepción del Reino Unido, deben colocar sus déficits estructurales anuales por debajo del 0,5% de PBI, la «regla de oro» para Berlín, que además estará fijada en las Constituciones nacionales de cada socio. Por otra parte, se incluyen mecanismos de corrección automáticos en casos de desviación de los objetivos de disciplina. (DPA-AFP)