DE ACUERDO con un informe conocido a comienzos de esta semana, el 48 por ciento de las infracciones de tránsito labradas en la provincia de Buenos Aires en el año próximo a concluir se realizó a conductores que no contaban con la Verificación Técnica Vehicular (VTV). Fuentes del gobierno bonaerense señalaron que del total de sanciones aplicadas en 2011, aparte del mencionado índice, casi el 22 por ciento se debió a la falta de cobertura o comprobante de seguro vigente, mientras que circular sin licencia o con el carnet vencido implicó el 6,5 por ciento de los casos.
POR OTRO lado, el 4,6 por ciento de las actas labradas por inspectores viales, policías y gendarmes en las rutas provinciales se atribuye a la circulación con la cédula verde vencida, mientras que el 2,14 por ciento fue por conducir en estado de intoxicación alcohólica o por estupefacientes. Exceder los límites de velocidad permitidos motivó casi el 2 por ciento de las multas; un porcentaje similar se originó en faltas como no respetar las luces de los semáforos o las barreras de los pasos a nivel; finalmente, por debajo del 1 por ciento del total se ubicaron otras dos anomalías, como circular sin las luces encendidas, no llevar los motociclistas colocado el casco protector y no emplear el cinturón de seguridad por parte de los automovilistas.
EN FIN, una síntesis numérica de las incontables faltas que a diario pueden comprobarse en el tránsito, tanto dentro de las ciudades como en las rutas nacionales y provinciales. Por supuesto, aquellas infracciones reflejan apenas una parte de las constantes violaciones a leyes y ordenanzas, producto del irresponsable comportamiento de un altísimo porcentaje de conductores de vehículos particulares, de cargas diversas y hasta de transporte colectivo de pasajeros. Por algo este proceder se refleja en otras estadísticas mucho más alarmantes: un argentino muere cada casi 60 minutos en accidentes viales, con un total de alrededor de 8.000 víctimas fatales al cabo del año.
RESPECTO de la situación en nuestra ciudad, a la cual nos hemos referido en incontables oportunidades, no queda sino repetir expresiones volcadas en aquellas ocasiones en estas columnas: con el impresionante crecimiento del parque automotor (incluidas, por supuesto, las motocicletas en sus diversas versiones), agregado a la imprudencia y el individualismo de quienes manejan, el desorden ha llegado a dimensiones preocupantes. La circulación y el estacionamiento se han transformado en dos de los problemas urbanos de mayor trascendencia, para los cuales se siguen esperando soluciones de fondo por parte de las autoridades.
SI BIEN el municipio lleva a cabo algunos controles, en especial los fines de semana, es evidente que todavía no se cuenta con un programa amplio, eficaz y suficientemente severo como para que conductores y peatones terminen de entender que el orden en la vía pública no depende sólo del accionar de los inspectores o de la policía, sino que cada ciudadano debiera aportar su granito de arena para que la armonía vuelva a prevalecer por encima del caos de estos días.
Fuente: La Nueva Provincia