El sereno y comerciante Jorge Luis Ledesma, de 41 años, fue recibido ayer con algarabía por sus vecinos de Taco Ralo. Retornó al pueblo luego de permanecer dos años recluido en la Unidad Penitenciaria Nº 3 de esta ciudad, acusado del delito de «promoción o facilitación de la prostitución». El martes la Sala II de la Cámara Penal del Centro Judicial local, decidió absolverlo y de inmediato recobró la libertad.
De esa manera concluyó para el hombre una pesadilla que se inició en septiembre del 2008, cuando se allanó su domicilio de Taco Ralo y fue detenido por una acusación que la Justicia, finalmente, demostró que había sido armada por dos oficiales de la Policía de ese lugar.
En el juicio oral, que duró casi un mes, la defensa acreditó la falsificación de las firmas de los testigos de cargo por parte de los uniformados Pablo Antonio Carabajal y Sergio Rolando Ibáñez, quienes habían iniciado la causa en la comisaría del pueblo. Ambos negaron su responsabilidad. Sin embargo una pericia caligráfica terminó por comprometerlos a los dos. Los jueces Carlos Rolando Meschwitz (presidente), Carlos Pellegri y Diego Vital Graneros, a raíz de la irregularidad advertida durante la audiencia, decidieron remitir las actuaciones a fin de que se investigue el grave hecho. Ayer se supo que será el fiscal Edgardo Sánchez, el que se hará cargo de la causa, por la conexidad con otras irregularidades que él investiga y en las que estaría involucrado Carabajal y otros policías.
Retorno y preocupación
«Fue una sensación extraordinaria volver a ver a mi gente, mi casa y las calles del pueblo. Me emocioné con el recibimiento de los vecinos», comentó Ledesma.
Sin embargo, la tranquilidad que comenzaba a instalarse en Ledesma tras el fallo judicial, volvió a quebrarse ayer en él y varios testigos que declararon a su favor. Sucede que este miércoles cuando él salía en libertad, el controvertido oficial Carabajal retornó a cumplir su labor en la policía, luego de permanecer un largo tiempo en disponibilidad. Había estado fuera de servicio a raíz de un proceso judicial que le había iniciado en la Fiscalía IV en marzo del año pasado. Carabajal fue acusado, junto a otros tres policías de la comisaría de Taco Ralo, de haber incurrido en «privación ilegítima de la libertad, tortura, coacción agravada y robo agravado por el uso de arma de fuego». Las víctimas, según la investigación, fueron dos vecinos del lugar. La reincorporación de Carabajal fue confirmada por el segundo jefe de la Regional Sur, comisario mayor Juan Carlos Flores. «Volvió a su trabajo en una dependencia de la Regional Oeste, pero seguramente esta semana se revisará su actual situación tras el fallo judicial conocido», dijo el oficial.
El abogado defensor de Ledesma, Julio César Herrera, aseguró haber recibido varias llamadas telefónicas desde Taco Ralo, de parte de testigos, víctimas y partes del juicio que acaba de concluir, manifestando su preocupación al enterarse de que Carabajal había sido ascendido y retornó a sus funciones.
«Tienen razón para estar alarmados; yo mismo lo estoy. Todos me preguntan ¿y ahora qué puede pasar? Los calmé y les dije que estuvieran alerta y me comuniquen de inmediato cualquier novedad», comentó el letrado.
«Mientras el señor jefe de Policía se queja del sistema y exige un cambio de legislación frente a los privilegios que gozarían los delincuentes, oficiales que falsifican pruebas y protagonizan otros graves hechos delictivos, son restituidos en sus funciones con mayores privilegios. Es contradictorio», sostuvo Herrera. «Cuando los que están para protegernos o defendernos, son quienes nos atacan, es donde entramos en el camino más grave de la inseguridad. Ahí está la venta de bicicletas en la comisaría de Alberdi, o de drogas en la de El Manantial», advirtió.
Herrera también consideró que el jefe de Policía «no debería lamentarse de la inseguridad, ni mostrar encuestas sobre los procedimientos, sino comenzar por su propia repartición, observando el prontuario de quienes protegen y cuidan Tucumán».
Fuente: La Gaceta