La toma de las favelas destapó un brazo más de la llamada «banda podrida» de la policía.
Después de pasar más de una década bajo el dominio de la banda criminal conocida como ‘Amigos de los Amigos’, Rocinha, una de las favelas más grandes de Brasil ubicada entre los barrios más exclusivos de Río de Janeiro, empieza a ser ocupada por la policía este domingo.
El camino para la «pacificación» de Rocinha, donde viven cerca de cien mil personas, quedó despejado el pasado jueves cuando el narcotraficante Antonio Bonfim López, líder de ‘los Amigos’, fue capturado en un retén de la policía mientras intentaba escapar en el baúl de un carro, antes de que se iniciara la anunciada ocupación policial.
Tras su detención, Bonfin López, alias ‘Nem’ (‘Nené’), exhortó a los demás integrantes de la agrupación (formada por aproximadamente 200 hombres fuertemente armados, según las autoridades) a no repeler las operaciones policiales que comienzan este sábado.
El espacio aéreo en la zona estará cerrado desde las 2:00 p.m. del sábado hasta la tarde del lunes, mientras efectivos de la Marina en colaboración con las tropas elite de la Policía Militar, realizan la incursión en la favela.
La acción hace parte de un proceso de retomada del control del territorio, que deberá culminar con la implantación de una Unidad de Policía Pacificadora.
Desde 2009 a la fecha han sido implantadas 18 de estas Unidades, que tienen un perfil de policía comunitaria, son de carácter permanente y hacen parte de la estrategia de la Secretaría de Seguridad para recuperar el dominio policial en sectores antes controlados por narcotraficantes armados.
Aunque han sido bien recibidas, las Unidades de Policía Pacificadora todavía son insuficientes para atender la demanda de seguridad en una ciudad con aproximadamente 1.000 favelas, muchas de las cuales están controladas por bandas criminales.
De acuerdo con el capitán Sandro Costa, subdirector del área de seguridad humana de Viva Río -ONG que trabaja en prevención de la violencia urbana- Rocinha tiene importancia simbólica y estratégica.
«Recuperar este territorio en el que se estaban escondiendo los líderes de ‘Amigos de los Amigos’ es un símbolo importante. Estratégicamente, Rocinha es un territorio muy codiciado por los narcotraficantes ya tiene un gran mercado de consumo interno de marihuana y cocaína y además, debido a su ubicación entre los barrios más ricos de la ciudad, también tiene cerca la demanda drogas consumidas en la Zona Sur de Río, (el área turística y residencial con mayor índice de desarrollo humano)».
Desde el viernes, el ambiente en la favela después de la captura de ‘Nem’ es de expectativa por lo que ocurrirá el domingo.
Según cuenta el líder comunitario Carlos Costa, «‘Nem’ mandó el mensaje de que no debe haber confrontación con la Policía y eso tiene a la gente mucho más tranquila. Las guarderías dentro de la favela están cerradas, pero el viernes el comercio era totalmente normal. No esperamos que haya hechos violentos durante la ocupación policial», dice Costa.
A su vez, Marcelo Armstrong, director de Favela Tour -una compañía que realiza visitas turísticas a Riocinha, se dice optimista y afirma que su empresa no dejó de ofrecer el paseo en los últimos días, aunque ha hecho algunas alteraciones temporales al itinerario.
«No creo que habrá conflicto este domingo. Las autoridades de Río se están cuidando mucho de una situación así, y lo que se busca con esta acción en Rocinha es justamente garantizar la seguridad para eventos como los juegos Olímpicos y la copa de mundo de fútbol».
Además de facilitar la operación, la captura de ‘Nem’ también destapó un brazo más de la llamada «banda podrida» de la policía.
Horas antes de la captura del narcotraficante, dos de sus más cercanos cómplices habían sido capturados junto con un grupo de policías que estaban ayudándolos a salir de Rocinha.
En su primera declaración frente a policías federales el viernes, ‘Nem’ dijo que la mitad de lo que facturaba por la venta de drogas era entregado a policías civiles y militares e inclusive afirmó que a veces el chantaje de la policía era tal, que pasaba el mes sin percibir ganancia alguna.
Andrea Domínguez Duque
Para EL TIEMPO
Río de Janeiro