Irán sostuvo que no necesita armas atómicas para mantener a Estados Unidos alejado de sus riquezas, mientras Rusia y China llamaban al diálogo con Washington y Tel Aviv para evitar una eventual guerra.
Estados Unidos «tendrá una respuesta aplastante» y «se arrepentirá» si lleva a cabo sus amenazas militares, afirmó el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, en declaraciones difundidas por la televisión pública y la agencia Europa Press.
A un día de que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) divulgue un informe sobre la capacidad de Teherán para usar su desarrollo nuclear con fines bélicos, Ahmadineyad dijo que su país mantendrá el presupuesto anual de 250 millones de dólares para seguir las investigaciones atómicas.
El mandatario también acusó a Estados Unidos de tener cinco mil bombas nucleares y de dedicar 81.000 millones de dólares de presupuesto extraordinario para aumentar su arsenal nuclear en 2011. «Es más de 300 veces el presupuesto de investigación nuclear iraní», afirmó.
«Los países que producen y acumulan bombas atómicas son los peligrosos y no la República Islámica de Irán», señaló refiriéndose también a Israel, que según organismos internacionales dispone de un arsenal de unas 300 bombas atómicas.
Irán, «por las presiones, no abandonará sus objetivos nacionales» de desarrollar la energía atómica para fines civiles, recalcó Ahmadineyad.
Por su lado, el ministro iraní de Defensa, Ahmad Vahidi, advirtió que sus tropas darán una contundente respuesta a cualquier ataque.
«Dijimos muchas veces que nuestras capacidades de defensa son eficaces y fueron modernizadas», advirtió el funcionario en declaraciones reportadas por las agencias estatales iraníes Irna e Isna.
Los Estados Unidos promueven la iranofobia para ofrecer una imagen peligrosa de Irán en un intento por lograr sus siniestros objetivos, afirmó.
En relación con las revelaciones que contendría el informe de la AIEA, el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, destacó que su país no está expuesto a «ningún peligro y aseguró que Tel Aviv «no quiere la guerra».
En declaraciones a Radio de Israel, Barak señaló que si Teherán tiene armas atómicas es un problema para el mundo, no sólo para Israel, y abogó por imponerle sanciones destructivas a Irán, que afecten entre otras cosas su capacidad financiera.
No obstante, tanto los rusos como los chinos salieron al cruce de lo que analistas de diferentes medios occidentales consideran una campaña previa a una intervención militar.
Para Rusia, las amenazas de ataques militares contra Irán es una retórica peligrosa, mientras que China pidió abrir la vía del diálogo y evitar toda hipótesis de acción bélica, de acuerdo a declaraciones reproducidas por las agencias internacionales de prensa.
El presidente ruso, Dmitri Medvedev, aseguró en el marco de una visita a Alemania para inaugurar un gasoducto que «la amenaza de un ataque militar puede llevar a una gran guerra».
Medvedev llamó a «reactivar los coloquios» y ratificó que para Rusia, que reclama a Irán esclarecer las metas pacíficas de sus desarrollo nucleares, «no existe ninguna señal» sobre los objetivos militares de los planes atómicos.
China, en tanto, volvió a rechazar la posibilidad del «uso de la fuerza» en el litigio nuclear y exhortó a privilegiar el camino del «diálogo y la colaboración», en declaraciones realizadas en una rueda de prensa por el portavoz de la cancillería, Hong Lei.
Telam